Nuestro bronce o latón ha de ascender
– Nuestro bronce o latón, pues, ha de ascender por los grados del fuego, pero por su propio acuerdo, libremente y sin violencia; salvo que el cuerpo por tanto, sea roto por el fuego y el agua, o disuelto y atenuado, hasta que ascienda como un espíritu, o trepe como plata viva, o más bien como el alma blanca, separada del cuerpo, y sea por sublimación dilatado y llevado en un espíritu, nada puede hacerse.
Pero cuando asciende a lo alto, nace en el aire o espíritu, y se cambia en espíritu; y se vuelve vida con vida, siendo solo espiritual e incorruptible.
Y es por una operación así que el cuerpo se hace espíritu, de una naturaleza sutil, y el espíritu es incorporado con el cuerpo, y hecho uno con él; y por tal sublimación, conjunción, y elevación, el total, tanto cuerpo como espíritu, se hace blanco.