De mutuo acuerdo: este tipo de divorcio es, sin duda, el más aconsejable. Las principales ventajas son las siguientes:
Mayor rapidez y sencillez en los trámites;
Menor coste económico;
Aunque será necesario alegar una causa de divorcio, ésta será bastante sencilla de probar puesto que bastará con alegar el transcurso de 1 año desde la fecha de la sentencia de separación o el de 2 años desde la separación de hecho libremente consentida, para que el divorcio prospere.
Contencioso: esta vía de divorcio es menos recomendable que la del divorcio de mutuo acuerdo. Las dificultades se traducen en una duplicidad de trámites, gastos y duración del proceso, debido a la existencia de dos partes confrontadas tratando de dirimir sus diferencias y, en consecuencia, debiendo de practicar pruebas para corroborar sus alegaciones. Además, los divorcios contenciosos suelen derivar en confrontaciones directas que es conveniente evitar en la medida de lo posible.