Nuestra agua, pues, es la fuente más bela, querida y clara
– Nuestra agua, pues, es la fuente más bela, querida y clara, preparada solo para el rey y la reina, a quienes conoce muy bien, y ellos a ella.
Pues los atrae hacia sí, y habitan ahí por dos o tres días, es decir, dos o tres meses, para lavarse con ella, por lo que son hechos de nuevo jovenes y bellos.
Y porque el sol y la luna tienen su origen en este agua, su madre, es necesario por tanto que entren nuevamente en ella, es decir, en la matriz de su madre, para que puedan regenerarse y nacer de nuevo, y sean hechos más saludables, más nobles y más fuertes.
Si por tanto éstos no mueren y se convierten en agua, permanecen solos o como eran y sin fruto; pero si mueren, y son resueltos en nuestra agua, traen fruto cien veces; y de ese mismo lugar en el que parecen perecer, de ahí parecerán ellos ser aquello que no eran antes.