Y por tanto nuestro secreto último, o más elevado es…
– Y por tanto nuestro secreto último, o más elevado es, por esta agua, hacer a los cuerpos volátiles, espirituales, y una tintura, tiñiente, que pueda tener ingreso o entrada en los cuerpos; pues hace que los cuerpos sean meramente espíritu, porque reduce los cuerpos duros y secos, y los prepara para la fusión, derritiendolos o disolviéndolos; esto es, los convierte en un agua permanente o fija.
Y así hace de los cuerpos un aceite sumamente precioso y deseable que es la verdadera tintura, y el agua fija blanca permanente, de naturaleza cálida y húmeda, o mas bien moderada, sutil, fusible como la cera, que penetra, se hunde, tiñe, y hace la obra perfecta.
Y este nuestro agua disuelve los cuerpos inmediatamente (como el sol y la luna) y los convierte en aceites incombustible, que puede entonces mezclarse con otros cuerpos imperfectos.
También convierte los cuerpos en la naturaleza de una sal fusible a la que los filósofos llaman “sal alebrot philosophorum”, mejor y más noble que ninguna otra sal, siendo en su propia naturaleza fija y no sujeta a desvanecerse en el fuego.
Es un aceite en verdad, de naturaleza cálida, sutil, penetrante, que se hunde a través y entra en los cuerpos; es llamado el elixir grande o perfecto, y el secreto escondido de los sabios investigadores de la naturaleza.
Aquel que por tanto conozca esta sal del sol y de la luna, y su generación y preparación, y sepa después cómo mezclarla, y hacerla homogénea con otros cuerpos imperfectos, él en verdad conoce uno de los más grandes secretos de la naturaleza, y la única vía que conduce a la perfección.