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La motivación

Algunos psicólogos definen la motivación como “las ganas de aprender, el gusto por los desafíos”. En muchos casos una motivación adecuada es más útil que la habilidad inicial para determinar el éxito.

Con la entrada en la adolescencia y el paso a Secundaria la motivación de algunos adolescentes parece esfumarse como por arte de magia y comienzan a: quejarse por la cantidad de trabajo; Los profesores; los compañeros; quieren abandonar alguna actividad; decir que se aburren; O mostrarse perdidos en el sistema de enseñanza.

Algunas causas de esta pérdida de motivación pueden encontrarse en: los cambios físicos y las diferencias en el desarrollo entre compañeros; un ambiente escolar menos controlador; presiones de los amigos despreciando a los “empollones”; o creencias en su falta de capacidad por lo que no le merece la pena esforzarse.

Usted como padre o madre puede fomentar la motivación de su adolescente, aquí le ofrecemos algunas posibilidades.

¿Hasta qué punto debo controlar su actividad escolar?

Valore el esfuerzo. Los adolescentes se motivan viendo que sus padres se esfuerzan cumpliendo en su trabajo y sus obligaciones. Transmita a su hijo que la clave para conseguir las cosas no radica en la suerte sino en el esfuerzo continuado a largo plazo. Los grandes científicos se pasan la vida estudiando, los deportistas de elite entrenan duro cada día, los buenos profesionales se mantienen al día mediante el esfuerzo diario.

Apóyelo. Un elogio honesto y moderado sobre aquellas cosas que mejor hace aumenta la motivación general de un adolescente. Quizás su adolescente necesita probar nuevas cosas, nuevos aprendizajes, nuevas aficiones. Ayúdelo a buscar nuevos intereses.

Sea realista. No pida a su hijo cosas imposibles de conseguir, se frustrará y dejará de intentarlo. Si ya le han dicho que su hijo no tiene aptitudes musicales no se empeñe en que sea un virtuoso del piano, o si su hijo es más alto de lo normal y disfruta con el tenis de mesa no se esfuerce en que se apunte al equipo de baloncesto. Asegúrese que su hijo sabe que usted le quiere por quien es y no por lo que hace.

Paciencia. La mayoría de chicos aumentan su motivación cuando los padres aplican alguna de estas estrategias y le dan un poco de tiempo para madurar y ubicarse en el mundo. Si usted lo atosiga y no le permite ese tiempo muy probablemente volverá la apatía y la desgana ante las cosas.

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