Las cremas corporales y faciales constituyen una de las maneras más eficaces y sencillas para reforzar las propiedades naturales de la piel.
Sirven tanto para mantener la elasticidad e hidratación de la piel como para combatir defectos de la piel como sequedad, grasa, etc.
La aplicación de cremas en el cutis, pero también en el cuerpo, es conveniente a cualquier edad.
En edades jóvenes se debe optar por cremas casi neutras.
Con los años, las cremas a usar serán cada vez más especializadas y estarán destinadas a resolver problemas de la piel específicos de la edad: arrugas, manchas…
Las cremas se convierten, a la larga, en indispensables para la piel:
1º. Porque aportan elementos que permiten suavizarla. Por tanto son muy indicadas para personas que sufren de piel seca.
2º. Porque contribuyen a la regeneración de células, esencial en edades ya avanzadas.
3º. Porque aportan humedad e hidratación.
4º. Porque proporcionan vitaminas que no sólo benefician el aspecto externo de la piel, sino que la nutren de manera interna dándole una salud real y no sólo de aspecto.
Las cremas de cuidado facial han sido tradicionalmente un campo exclusivo de las mujeres. Sin embargo, hoy existen muchas cuyos destinatarios son los hombres y cuyo objetivo principal es el cuidado de la piel tras el afeitado para paliar el efecto de sequedad que esta acción produce.
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