En los últimos 20 años la sociedad ha cambiado de manera considerable. La democracia se ha instaurado en la mayor parte de los países y las técnicas de producción han evolucionado de forma infinita. Los valores del pragmatismo, individualismo y bienestar han crecido de forma desmesurada, invadiendo el entorno íntimo en que se mueven las personas.
Todo ello ha repercutido en el papel que han de jugar los psicólogos y, en cierta medida, los educadores. Mientras que en el pasado el psicólogo tenía básicamente funciones terapéuticas, es decir, que era un médico de la mente, hoy la cosa es muy distinta.
Ahora el psicólogo y el educador son, básicamente, agentes de bienestar, con un importante papel en la producción empresarial. Ya no se trata sólo de responder a los problemas que tienen las personas, sino que es importante anticiparse a ellos, propiciando que los trabajadores disfruten de su trabajo y aumente la producción.
El ámbito del psicólogo no se reduce a la consulta particular. Hay psicólogos en empresas, escuelas, ayuntamientos, centros comerciales, etc. Es más, está aumentando de manera el número de personas que acuden al psicólogo en busca de consejo o para mejorar su calidad de vida, y que no tienen ningún problema mental.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.