Dicen de él que es optimista y tremendamente creyente en la capacidad del hombre para progresar y salir airoso de las dificultades. Esa es la idea con la que el lector se queda tras zambullirse en su libro Nuestra Felicidad.
Usted es uno de los que dice que la gente es más feliz de lo que parece o dice serlo, ¿en qué se basa para tal afirmación?
Existen cientos de estudios que demuestran que la mayoría de las personas se sienten satisfechas con la vida. Es razonable que sea así, en caso contrario nuestra especie no hubiera sobrevivido y evolucionado de esta forma tan impresionante. Muchas personas, sin embargo, no se atreven a hablar de su dicha por no despertar recelo o envidia en los demás, o por miedo a romper el “hechizo” de un estado que creen muy quebradizo.
En su libro hace un repaso a la historia del hombre en referencia a la felicidad, ¿con cuál de los personajes de los que habla se identifica más y por qué?
No me identifico con ellos, sino que los admiro y les agradezco que nos hayan abierto el camino para que encontremos la felicidad.
¿El no conseguir un equilibrio entre vida familiar y laboral es un motivo importante de depresión? ¿Cómo se puede paliar personalmente si es que hay alguna medida para ello?
El equilibrio entre la vida familiar, el trabajo y el tiempo de ocio es importante. Cada persona consigue un equilibrio distinto. El obtener gratificación de parcelas diferentes nos ayuda a mantenernos contentos y a superar mejor los aguijonazos de la vida.
¿Existe alguna aproximación al concepto de felicidad que a la mayoría de las personas les pueda sonar cercano?
La felicidad es un estado de ánimo placentero que suele ir acompañado de la idea de que la vida realmente merece la pena. Según la persona y la situación puede oscilar entre una emoción intensa de placer o un sentimiento sosegado de paz interior.
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