Las alteraciones del sueño constituyen el síntoma más frecuente en los casos de trastorno por estrés post-traumático y se ha demostrado que las mismas pueden persistir durante décadas, como se ha visto en ex-combatientes militares, testigos de crímenes o actos de violencia extrema, supervivientes de accidentes, catástrofes o encierros angustiosos.
La inmensa mayoría de los que han sufrido un trastorno por estrés post-traumático tienden a tener un sueño ligero o superficial, como si se estuviera despierto o alerta al dormir.
Estudios diversos demuestran que el sueño más ligero coincide con periodos de estrés o con situaciones amenazantes.
Ansiedad y sueño
La ansiedad, asociada a las dificultades para dormir, durante una situación de estrés, puede dar lugar a un insomnio crónico.
Este insomnio crónico puede deteriorar seriamente la salud física. Cuando se duermen menos de seis horas por día, se incrementan los riesgos de mortalidad por enfermedad cardiaca isquémica, cáncer o accidente cerebro vascular, además de incrementarse la posibilidad de descontrol ante cualquier enfermedad prexistente y agravarse los factores de riesgo.
Cuando el mal dormir lleva a un estado de cansancio vital general, es necesario acudir a un profesional. Un correcto equilibrio en el sueño es uno de los indicadores fundamentales para una buena salud.
Todos los individuos expuestos a situaciones de estrés deberían recibir una atención adecuada para minimizar el riesgo de insomnio crónico y sus consecuencias potencialmente graves.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.