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Club del Perfecto Estresado

 

Hay quienes constantemente buscan la perfección, ¿los conoce? Son esas personas que nunca dejan pasar por alto nada, ni siquiera el detalle más insignificante.

 

Su empeño se centra en tratar de ser la esposa perfecta, el empleado perfecto, la hija perfecta, el papá perfecto, el estudiante perfecto, para al final del día terminar… perfectamente estresados y con gastritis.

Si usted sospecha que puede ser una persona así, aquí algunas claves que le ayudarán a salir de dudas:

1) Me cuesta trabajo ser espontáneo.
2) Por lo general me siento culpable de no haberme esforzado lo suficiente.
3) Detesto que la gente rompa las reglas.
4) Soy un idealista, quiero hacer del mundo un mejor lugar.
5) Me molestan las faltas de ortografía o redacción.
6) Guardo resentimientos durante largos periodos.
7) No tengo tiempo para relajarme o pienso que no me debo relajar.
8) Tiendo a ver las cosas en términos de bueno o malo.
9) Con frecuencia me comparo con los demás.
10) Casi siempre estoy preocupado por algo.

Si se identificó más de cinco preguntas, se habrá dado cuenta de que pertenece al Club del Perfecto Estresado, pero no se preocupe, el crecimiento comienza con el reconocimiento y la aceptación.

estresado, perfeccionista

Características de personalidad

Lo bueno

Son muy disciplinados, honestos y capaces de lograr cualquier cosa, autosuficientes, muy trabajadores, cumplidos en extremo y responsables.
Son personas muy educadas, no pierden el control y su presentación personal es impecable; puntuales, ordenados, ahorradores y organizados… su filosofía es “el deber antes que el placer”.

Son incapaces de irse con los amigos si tienen una obligación pendiente, por ejemplo, si con un dinero ahorrado tuvieran que escoger entre ir de vacaciones o poner las cortinas del departamento, sin duda escogen poner las cortinas.

En cuanto a su manera de trabajar, son seres que siempre terminan lo que empiezan, todo lo miden, pesan y calculan, poseen una lógica aplastante; son trabajoadictos y pueden pasar mucho tiempo sin descanso con el fin de mejorar.

En sus relaciones con los demás son leales, justos, cooperadores, idealistas y cuando se identifican con una causa, se valen de todos los recursos para defenderla.

Por lo general buscan profesiones en las que la precisión sea inminente, como médicos cirujanos, pilotos aéreos, notarios, técnicos de laboratorio, ingenieros mecánicos, asesores financieros o maestros. Si, en dado caso, tenemos que depender de alguien con esta personalidad, estamos en las mejores manos.

Lo malo

Pueden ser muy críticos consigo mismos y se autoexigen en exceso, su búsqueda de orden y limpieza puede rayar en la obsesión.

Durante el día los acompaña una voz interna, como un “Pepe Grillo”, que constantemente les dice cosas como: “Debí revisar los números una vez más”, “podría delegar este trabajo, pero nadie hace las cosas tan bien como yo”, “¡pude hablar con más firmeza y no lo hice!”, “¿estaré bien vestido?”.

Su cualidad más grande, el sentido del deber, se puede convertir en su peor verdugo, siempre piensan que pudieron haber hecho mejor las cosas. Les cuesta trabajo relajarse, por eso se toman la vida demasiado en serio; desde chicos son adultos.

Son capaces de sentir mucho y expresar poco, están convencidos de que la vida es dura y les parece injusto que haya tan pocas recompensas para quien actúa con honestidad y esfuerzo. Con frecuencia se sienten dueños de la verdad.

Les frustra la imperfección y su obsesión por los detalles les impide tener una visión más amplia de las cosas, nunca están contentos del todo porque siempre hay algo que “echa a perder la fiesta”, como errores o falta de atención. Las deficiencias propias y ajenas les provocan malestar.

¿Cómo mejorar?

  • Procure pasar más tiempo en actividades que disfrute, como ir al cine o jugar un deporte; rompa la rutina, váyase de viaje, busque a sus amigos.
  • Está bien consentirse de vez en cuando, vaya a su restaurante preferido, dése un gusto, disfrute la vida.
  • Tome una clase de relajación, yoga o manejo del estrés.
  • Elimine de su vocabulario las palabras debería, debo, tengo. Cámbielas por “quiero hacer…”, “me gusta lo que hago…” o “no quiero hacer…”.
  • Aprenda a perdonarse a usted mismo y a los demás por los errores cometidos.
  • Procure respetar otras maneras de hacer las cosas.

Creo que todos podemos ser más felices si tenemos presentes las palabras del Papa Juan XXIII: “Observa todo, pasa por alto mucho, corrige muy poco”.

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