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Los amantes de las antigüedades y el arte conocen de primera mano el encanto que reside en las piezas de coleccionista.

Al margen de su indudable valor a nivel de inversión, ni todos los coleccionistas son inversores ni todas las piezas antiguas se adquieren únicamente por su valor material. El valor sentimental de algunas piezas y su lugar en la decoración actual son también cuestiones a tener en cuenta.

¿Coleccionar o invertir ?

Lo uno no está reñido con lo otro. Si bien es cierto que coleccionista puede serlo cualquiera, también lo es que no todas las economías pueden permitirse la adquisición de determinadas piezas. La inversión más segura es; sin lugar a dudas, una pieza de valor reconocido y autor cotizado, pero el auténtico sabor del coleccionismo de antigüedades no termina ahí …

El verdadero encanto de coleccionar objetos antiguos, sean o no sean valiosos, es el placer que produce tener una pieza de las que ya van quedando pocas. Este singular placer se hace mayor a medida que nuestra colección va creciendo a fuerza de buscar y rebuscar en almonedas, anticuarios y rastros de segunda mano …

¿Cómo comenzar?

Empieza por alguna pieza curiosa, que te llame especialmente la atención o que simplemente te parezca original. El precio lo pones tú; en cuanto al objeto, permite que tu corazón te dicte cual es el más adecuado.

Una antigua llave, una plancha de hierro, un viejo molinillo … todo vale. El más interesante será aquel que te atraiga a primera vista. El hecho de aceptar el deseo irrefrenable de “necesitar tenerlo” es poner la primera piedra de una colección que irá creciendo poco a poco en calidad y en cantidad.

¿Cómo seguir?

Hay muchas formas de mantener y ampliar una colección. Las más habituales son las subastas, las tiendas de antigüedades, las almonedas, lo rastros y las compras directas a particulares.

El intercambio de piezas entre coleccionistas es otro punto a tener en cuenta.

Lo que no hace demasiado tiempo era prácticamente imposible, hoy es una realidad palpable. Las nuevas tecnologías, e Internet concretamente, han facilitado la comunicación y el intercambio de piezas entre coleccionistas de todo el mundo… no dejes de aprovechar las ventajas que te ofrece este medio para incrementar tu colección.

El coleccionismo. Todo un mundo

Piezas exclusivas… Que no te engañen

Las auténticas antigüedades no son, ni mucho menos, fáciles de encontrar. En el caso de los coleccionistas la situación se agrava; esto ocurre porque en la mayoría de las ocasiones demandan piezas muy concretas.

No todos los anticuarios tienen los mismos precios. Los de mayor tradición y más experiencia en el negocio de las antigüedades, se han ganado un prestigio que viene respaldado por una clientela más o menos fija y generalmente selecta. En cuestión de profesionales anticuarios, funciona estupendamente el boca a boca.

Acepta pues las referencias de gente acostumbrada a tratar con ellos. Es posible que comprar en un establecimiento que te ofrezca garantía resulte algo más caro, pero al menos tendrás la seguridad de que la silla del siglo XV que pretendes comprar, pertenece realmente a esa época.

Algunos trucos de anticuario…

El saber, y más aún en temas de antigüedades, es algo que los maestros en la materia van acumulando a lo largo de los años. No se trata de que con este reportaje te conviertas en un auténtico experto en antigüedades, pero sí de que puedas dar tus primeros pasos en este fascinante mundo sin más tropiezos que los absolutamente necesarios, el tiempo y la intuición se encargarán del resto …

1. Lo más importante de una auténtica obra de arte no es su aspecto externo, sino su valor real. Es más que probable que te parezca más valiosa una silla encontrada en un anticuario, que la misma silla – pero con peor aspecto – a la venta en una tienda de segunda mano . No te dejes llevar por las apariencias.

2. ¡ Ojo con los fraudes !! En el campo de las antigüedades, como en tantos otros, también hay oportunistas que pretenderán darte gato por liebre. Aconsejate bien por alguna persona entendida en la materia antes de adquirir una pieza de cierto valor. En el caso de los cuadros este dato cobra especial relevancia, ya que existen falsificaciones muy logradas capaces de engañar al más experto. Si tu economía no te permite optar a un cuadro de un pintor de renombre, confórmate con réplicas de las mismas pero; eso si, sabiendo lo que has comprado y pagándolo a su justo precio.

3. No pretendas encontrar una cómoda del siglo XV en tan buenas condiciones como las imitaciones que venden en la tienda de decoración de la esquina. Es muy rara la pieza anterior al siglo XVII que no haya sido restaurada. Ten en cuenta que cuantas más restauraciones haya sufrido la pieza más baja su valor.

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