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La belleza es efímera…o no

 

En la Uni fuiste una chica súper sexy, traías a todos detrás de tus huesitos como quien dice cacheteando la banqueta. Eras el sex symbol entre tus compañeros, un amor platónico, la chica ideal. Tú sabías porque todos se quedaban con su cara de bobitos al pasar caminando junto a ellos. Estabas segura de tu belleza física, de tu linda figura.

Tenías un resto de pretendientes dispuestos a tener una chancita para poder ligar contigo. Pero tu te dabas tu taco, pero al mismo tiempo deseabas una relación con algún chico, pero ¿con cuál?¿Quién era digno de ti? El que te lograra ligar debía ser, por supuesto, alguien súper cool, fuera de este mundo.

Pero de tantos que se morían por ti ¿cuál era el indicado? Ninguno te llenaba el ojo. Así que decidiste darle la oportunidad a algunos de esos galanes y aceptaste irte de reve con cada uno de ellos.

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El fredy

Primero saliste con un tipo hiperfresa de nombre Alfredo. Él llegó a tu house en su BMW para llevarte de reve a un antro súper caro. Era el clásico cuero: ojo azul, tez blanca y cabello rubio. Hijo de una influyente familia, una de las más nice de la ciudad. Tenía una súper carrocería pero carecía de interiores, osea era como una nuez vana, se veía sabroso por fuera pero por podrido por dentro, un chico tal vez guapérrimo pero que carecía de cerebro. Esa noche su tema de conversación solamente fue el hablar de sus coches, sus viajes y las empresas de su papi. Así que decidiste no volver a salir con ese tipo.

El naco

Después le diste la oportunidad a Juancho. Te costó un resto de trabajo convencerte a salir con él pero ¿qué perdías? Quiza detrás de ese sombrero y botas vaqueras había un chico con el corazón tan enorme como su hebillota del cinturón. Y te lanzaste con él a darse un buen dancing al ritmo de la música “tex-mex” que tocaba ese lugar. Entre rola y rola, Juancho se bebía tres o cuatro cheves y se puso hasta las manitas. ¡Dejó salir el naco que llevaba dentro! Desde ese momento Juancho quedó out.

El dark

Llegó el turno para “El Simons”, un chico con unas greñas hasta la cintura, labios y uñas pintadas de negro. Sus respectivos piercings en lengua, nariz y orejas. Pero como tú querías experimentar que pex en una tocada, lo acompañaste a su mundo underground. Ya estando ahí no podías tirar rollo con él de nada por lo fuerte de la música, slam y el trance en que entraban todos en ese lugar. Tampoco te gustó ese ambiente y optaste por tachar a “El Simons”.

El nerd

Fer estaba ilusionado porque iba a salir contigo hasta había adelantado sus horas de estudio, suspendido sus clases de portugués para llevarte a cenar. Fuiste con él a un lugar con ambiente para rucos a cenar. Todo el tiempo Fer se la pasó hablando de computadoras, matemáticas, descubrimientos científicos ¡de hueva! Al pobre de Fer se le empañaron sus lentes fondo de botella tras tu repentina decisión de volver a tu casa.

Los demás

Y así fueron desfilando, ninguno te llenó el ojo, siempre confiaste en que tu belleza fuera eterna pero ¡oh sorpresa! Tu linda cara no cambió, pero tu cuerpo, tu escultural figura, fue creciendo y perdiste ese encanto que volvía locos a todos.

Ahora te das contra la pared porque tus prejuicios y soberbia te impidieron la posibilidad de amar, desgraciadamente te fue del nabo por dejarte llevar por las apariencias.

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