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Mauro deambula en un boliche al aire libre en una noche despejada, se topa con Mirella; una hermosa y joven mujer que despertó sus primeros suspiros en una infancia lejana, mientras conversa con ella señala al cielo y le dice: – Mira las estrellas, yo voy a estar ahí arriba, ¿quieres acompañarme en mi ascenso o simplemente te baje una de ellas (enfocándose en las estrellas) cuando esté allá arriba?.

Mirella lo mira intensamente, está segura que se lo dice en serio, sabe que si ella se entrega a él de alma y cuerpo esa noche, cuando él esté en el firmamento se va a acordar de ella y si el recuerdo es maravilloso sin dudas el regalo va a llegar. Así que ella lo mira aún más intensamente y Mauro simplemente abre su mente al achicar sus ojos y se deja llevar; Mirella toma su mano como amarrando un barco a un puerto y así de fuerte lo lleva, lo aleja del boliche ante las mandíbulas caídas y los ojos reventados de tanto ampliarse de los amigos de este.mujeres
La casa de Mirella es hermosa, amplia, en la parte de arriba está su pieza con una cama grande con sábanas y sobrecama blancas y resortes que parecieran hechos por la Nasa; sin dudas su cama resulta lo más parecido a una nube. Mirella tira a Mauro sobre esa cama, Mauro cae boca arriba mil veces amortiguado y con un baile hiper sensual (que remite mentalmente a la escena más emblemática de la película “nueve semanas y media” ) Mirella se desviste y cae frenética sobre él. Galopa sentada y gozando, él parece tener una estaca y ella ser una vampiresa que siente y goza de morir en cada galope en cada sacudida eufórica morir cientos de veces atravesada por su estaca.
Hacer el amor es poco decir, parecía una macumba o alguno de esos ritos extremos dónde se condenan las almas, no paraba, igual él tampoco sentía que iba a acabar, se sentía felizmente preso entre las piernas de la soberana de ese momento.
Mirella recorre todos sus senderos como haciéndolo de nuevo, lo saborea y luego lo deglute, por un instante Mauro obvia su propia existencia y se siente comida; una comida feliz de que la comiesen.
Éxtasis total.
Frenesí.
Infinito irreductible.
Amor.
Suavidad después de la explosión.
Ternura.
El perfume de esa noche nunca amaneció; permanece su aroma en cada oscuridad.
Mauro desapareció (se fue arriba) Mirella también (se quedó abajo); pero cada vez que alguien vive “la verdadera intensidad del resplandor de un deseo” en cualquier noche; también sentirá ese aroma (de la primer noche del mundo).
Aroma eterno de Osvaldo C. Huja
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