UA

En la adolescencia se dan una serie de cambios que se relacionan entre sí. Cambia nuestro aspecto físico, nuestra forma de pensar, de sentir y de relacionarnos. Cuando un factor varía, puede hacer cambiar al resto, por lo que es muy importante darse cuenta de que nuestro físico no es sólo nuestro físico, sino lo que pensamos de él y sentimos hacia él. Si pensamos que es un físico que nos permite desarrollar bien determinado deporte que nos encanta (por ejemplo, correr), no nos fijaremos en que quizás tengamos las piernas algo más largas que el resto de la gente, pues nos gustará poseer esta cualidad

No me gusta mi aspecto físico

En este periodo dejamos de tener el cuerpo de niños que teníamos para desarrollar los caracteres secundarios (vello, distinta voz, pecho…). Si en general estamos confusos ante los cambios que estamos experimentando, más aún nos sorprende como está variando nuestro “envoltorio”, al que estamos acostumbrados a ver todos los días en el espejo. Puede que también empiecen a tratarnos de forma diferente sin pensar darse cuenta de que somos los mismos.

Todo ello nos lleva a estar incómodos con nuestro cuerpo. Es muy importante para los adolescentes el tener un buen aspecto físico, la mayoría de las veces se juzgan (al menos en las primeras impresiones) por este aspecto. El comienzo del desarrollo puede hacerles parecer desproporcionados o desgarbados hasta que el crecimiento se complete y el cuerpo se estabilice en un aspecto uniforme.

Como la emocionalidad también está muy afectada en esta época de confusión a todos los niveles, esto hace que estemos aún más angustiados por el aspecto de nuestro cuerpo. Casi todos estamos angustiados y nos sentimos angustiados por cómo nos mirarán los demás.

Otro factor importante son los prototipos sociales, tan expuestos y valorados en la moda, la televisión, la publicidad… Los cuerpos perfectos que se exhiben son mostrados como ejemplo de belleza, simpatía y triunfo, tratando de convencer al adolescente, que busca un modelos de referencia, que la belleza es el modelo a seguir.

De este modo se aseguran las ventas.

No es nada extraño el que estos jóvenes se sorprendan ante sus propios y rápidos cambios a los que han de adaptarse o los rechacen. Su cuerpo es el intermedio, no muy bien compuesto, entre un niño y un adulto.

Adolescencia: El aspecto físico

¿Qué puedo hacer si no me gusta mi físico?

  • Lo primero por hacer es tener paciencia. El cuerpo necesita tiempo para transformarse en lo que definitivamente se va a convertir, por lo que no ha de preocuparnos el ver ciertas desproporciones. Todo se arreglará.
  • No trates de imitar a los modelos que la sociedad nos impone para aumentar sus ventas, ni siquiera a los adultos. Sus cuerpos ya están totalmente desarrollados y no son un buen ejemplo para comparar. Además, la mayoría de la gente no tiene ese aspecto normalmente. Por eso son modelos. No te obsesiones por imitarlos, pues podrías poner en juego tu salud en esta etapa de tu desarrollo en la que es tan importante cuidarla.
  • Todos los adolescentes pasan por esta circunstancia, algunos con mayor y otros con peor fortuna. Igual que tú puedes juzgarte a ti mismo/a, tus compañeros lo hacen con sus propios cuerpos. No pienses tanto en ti, no te exijas tanto. Comparte tus emociones con tus amistades, os será más fácil llevarlas entre todos.
  • No te observes demasiado en el espejo. Cuando lo hagas, trata de sacar los aspectos positivos de tu cuerpo, imaginarte cómo van a quedar definitivamente. Nunca los observes con rechazo, sino con cariño. Imagínate que tu cuerpo corresponde al de tu mejor amigo/a y evalúalo desde ese punto de vista.
  • Sé realista. Si crees que tus caderas son muy anchas, tus brazos demasiado largos…etc, mídelos. Comprueba con el resto de la gente de tu edad, altura y desarrollo parecido, las medidas. Comprueba en tablas de altura y peso si realmente estás tan gordo/a, delgado/a como crees. Puede que te sorprendas. Si estabas en lo cierto, tampoco tienes por qué preocuparte. Dentro de un tiempo tu cuerpo será más armónico.
  • Tú no eres tu cuerpo. Tú eres tu cuerpo+tus sentimientos+tus gustos+tus ideas+tus cualidades…No dejes que sólo una cosa de ti pueda llegar a significarte todo. La gente que te rodea no te aprecia por tu cuerpo, sino por las otras cosas que eres, sobre todo por cómo eres con ellos.
  • Lleva a cabo actividades en las que te sientas bien contigo mismo. Proponte metas a realizar que no tengan nada que ver con el físico. Verás que tu autoestima no depende sólo de éste, del mismo modo que el éxito en el futuro dependerá fundamentalmente de otros factores.
  • No hagas caso de los comentarios negativos. Los adultos pueden hacerlos sin pensar en que ellos también atravesaron esa etapa. Los adolescentes suelen hacerlos porque tienen miedo de reconocer en ellos mismos algo que no les gusta; es un gesto defensivo ante su inseguridad.

¿Me influyen los medios de comunicación?

Nos encontramos en la era de la información. Mucha de esta información invita a la reflexión, especialmente si adoptamos la buena costumbre de leer libros acerca de temas variados y con diferentes puntos de vista, pero en la actualidad tendemos a volvernos cómodos y dejar que la información acuda a nosotros sin que tengamos la inquietud de buscarla.

A nuestro alrededor nos inundan las opiniones, noticias, mensajes…vertidos por la prensa, la radio, el cine, la televisión, los carteles publicitarios…etc. Esta información nos influye a todo el mundo: niños, adolescentes y adultos, y hay que tener muy en cuenta que aunque puede ser útil a la hora de aumentar nuestros conocimientos, también puede resultar perjudicial en otros aspectos.

Todo este tipo de información, tan grande y, sobre todo, variada, hace que los jóvenes aprendamos más en extensión que en profundidad, por lo que en pocas cosas tenemos un conocimiento amplio aunque sepamos un poquito de muchas cosas. Esto es un factor crucial a la hora de poder ser manejados por esas informaciones, pues conocemos una pequeña parte que es, encima, la que ellos nos quieren mostrar.

Adolescencia: El aspecto físico

Conseguir que no me influyan los medios

Si deseamos tener una opinión formada sobre un tema, deberemos acudir a distintas fuentes de información y contrastar por nosotros mismos las diferentes ideas sobre el tema para llegar a nuestra propia conclusión. También se puede consultar a las personas que nos rodean para comparar sus ideas sobre esta información o, si todo esto nos resulta muy complejo, pedir ayuda para aquello que no podamos aclarar por nosotros mismos.

Toda la información tiene un fin, que es comunicar, pero la mayoría no lo hace desde un punto de vista objetivo, sino que está impregnada de una carga ideológica o comercial.

En la adolescencia se ha de tener bastante cuidado con la información que se recibe. Mucha de ella va dedicada a este sector con fines, únicamente, consumistas. Utilizan la carga emocional, el deseo de evasión, el despertar a la sexualidad, la sugestionabilidad, la impulsividad frente a los deseos inmediatos, el gusto por la novedad… como vehículo a través del cual introducir sus ideas o sus productos.

Se busca el crear unas necesidades que no existen. El exceso de estímulos evita la concentración en una tarea porque todas las ideas o marcas compiten por venderse, porque la adolescencia es una época en la que se desean los continuos cambios, novedades, todos los productos que tan felices parecen hacer a los actores de los anuncios o películas.

Debemos desarrollar la capacidad de ser objetivos. Pensar qué es realmente lo que necesitamos y, cuando lo hallamos decidido, comprar el producto más adecuado a nuestras necesidades.

Al igual que vamos creciendo y vamos dejando de ser dependientes de nuestros padres para controlarnos y razonar por nosotros mismos, también debemos recurrir a nuestro propio razonamiento y control a la hora de recibir información.

 

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA