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Primeros meses

Dormir, comer, bañarse. Y poco más.

En esta época el bebé necesita mucha tranquilidad y comodidad. Asegurarle una cuna, bañera, etc. que cumpla con las oportunas medidas de seguridad es indispensable. Asimismo, las almohadas antiasfixia permitirán que padres e hijo duerman con total tranquilidad.

Además, para controlarlo en todo momento, cuando duerme o juega sólo en su cuna, un transmisor y un receptor serán de gran utilidad. Los modelos de dos vías, es decir, cuyos dos aparatos son capaces de recibir y emitir sonido, permitirán que, más adelante, los padres puedan hablar al niño sin tener que acudir a su habitación; resultan muy útiles, por ejemplo, para tranquilizarle durante la noche.

En las épocas de calor, sobre todo en las regiones en las que abundan los insectos, colocar una mosquitera servirá para mantenerle a salvo de picaduras. Los colchones, almohadas, fundas y almohadas antiácaros permitirán contrarrestar posibles alergias.

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Entre 6 y 9 meses

En este periodo es normal que el niño empiece a experimentar sus primeros miedos, como por ejemplo a la oscuridad. Para ayudarle a superarlo, es conveniente colocar pequeños puntos de luz, que además permitirán a los padres moverse por la habitación del niño sin despertarle.

La curiosidad innata en los niños empieza también a desarrollarse en esta época y, unida a la movilidad que va adquiriendo, puede provocar accidentes si no se toman las medidas oportunas. Los protege-enchufes, protege-esquinas y las barras metálicas para evitar que salga de su habitación, se hacen imprescindibles.

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Entre 9 y 12 meses

El niño cada vez está más grande y cada vez hace más cosas:

Abrir cajones, tocar botones, meter las manos en cualquier sitio… Revisar toda la casa e ir colocando accesorios de seguridad en cada lugar considerado peligroso en potencia es la solución para no lamentar nada.

A los protege-enchufes y protege-esquinas, se le pueden unir los bloqueadores de cajones, de la tapa del WC, del frigorífico, de armarios y puertas, para evitar tanto que el niño se pille los dedos como para que no acceda a los objetos del interior (especialmente importante en el caso de los cajones y armarios de la cocina y el baño).

Los protege cristales consistentes en una película plástica trasparente que evitan que los cristales caigan si el cristal se rompe, el protector de vídeo y las rejillas extensibles que se aplican a la cocina mediante ventosas para evitar que el niño pueda tocar los quemadores o volcar las cazuelas al fuego, completan el kit para casas seguras.

Para la hora del sueño, una vez el niño ha cambiado la cuna por la cama, los fijamantas evitarán que se destape por la noche; y las barreras que se acoplan a la cama, que se caiga de ésta. Para los más inquietos las denominadas “sábanas fantasmas”, una especie de sabana bajera con mangas en las que el niño está metido, son de gran utilidad.

 

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