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La función básica del jabón es limpiar la piel, removiendo las partículas de suciedad, las bacterias, las células muertas, el sudor y la grasitud. Con el avance tecnológico, además de la función detergente, los jabones actualmente también hidratan y protegen. Descubra aquí cuáles son los apropiados para su tipo de piel.

La historia del jabón se entrelaza con la literatura y la leyenda. En el siglo VI a.C el famoso poeta griego Homero narra en La Odisea cómo Nausícaa, hija del rey de los feacios, lavaba la ropa pateándola en el río. A este primer detergente se le llamó “pie de doncella”. Otra leyenda cuenta que el jabón fue inventado en el siglo VII en la ciudad italiana de Savona por la mujer de un marinero, al calentar una solución de sosa (carbonato de sodio) con aceite de oliva. Del nombre de esta ciudad proviene la palabra francesa “savon” (jabón). Más tarde, en el siglo XIII, en Italia se elaboraban jabones mezclando sebo de cabra con ceniza de haya.

El jabón elimina la grasa y otras suciedades debido a que algunos de sus componentes son “agentes tensoactivos”. Esto significa que la estructura molecular del jabón permite que se disuelvan en el agua las sustancias que normalmente no son solubles, actuando como puente entre el agua y las partículas de suciedad. De esta forma, la mugre se desprende de la superficie que está siendo limpiada.

Sin embargo, cuando el jabón es muy agresivo, no sólo elimina la suciedad sino también la capa ácida protectora de la piel. Esto puede producir sequedad, irritación e infecciones. Para contrarrestar este efecto negativo se han diseñado nuevos productos que no dañan la piel y que además brindan elementos que la embellecen.

En cuanto a los tipos de jabón, estos pueden ser líquidos o sólidos. Los primeros poseen algunas ventajas sobre los sólidos, ya que su proceso de fabricación permite agregar un mayor número de sustancias beneficiosas para la piel y la mayor parte de estos jabones posee un pH neutro.

Además de los jabones líquidos y los en barra, existen los jabones bifásicos. Consisten en un detergente sintético llamado “syndet” (por la abreviatura inglesa de la expresión “synthetic detergents”) al que se le agrega una sustancia humectante. Estos productos no contienen álcalis, por lo que respetan el pH natural de la piel y su manto ácido, el cual la protege contra microorganismos dañinos y condiciones ambientales desfavorables.

A la hora de escoger un jabón, los expertos recomiendan los jabones neutros para mantener la piel limpia y con un nivel adecuado de hidratación y lubricación. Las pieles grasas, generalmente necesitan una limpieza más eficiente y una hidratación leve, mientras que las secas requieren una limpieza suave y una hidratación intensa.

Limpieza inadecuada

* Alteración del pH natural de la piel
* Eliminación del manto ácido protector de la epidermis
* Destrucción de los lípidos epidermales esenciales
* Sensibilización, alergia e irritación de la pie

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