– Pon esta materia en un matraz fuerte y viértele encima una amalgama hecha con la Cal viva de la primera operación, la que redujéramos a plata.
Esa amalgama se hace con tres partes de mercurio vulgar y una parte de nuestra Cal: mezclaréis y calentaréis sobre las cenizas.
Veréis que la materia se agita: aumentaréis entonces el fuego y a las cuatro horas la materia se volverá sulfurosa y muy blanca.
Cuando haya sido fijada, coagulará y fijara al Mercurio; una onza de materia convertirá cien onzas de Mercurio en verdadera Medicina; enseguida actuará sobre mil onzas, y así sucesivamente hasta el infinito.