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– Yo era niña, y tenia alrededor de diez años. Era muy sufrida e incluso traté de quitarme la vida varias veces. Todas las noches pedía que si realmente existía algo, me dieran una prueba de ello.

Siempre pedí ver algo pero esto me ocasionaba mucho miedo, por lo que pedía, que si fuera a ocurrir que fuera de día y que no estuviera sola.

Un día en verano me encontraba con mi abuela y con mi mamá en el comedor de mi casa en el cual había una ventana que daba a un patio intermedio.

De pronto mi abuela sintió un escalofrío muy grande en el pie izquierdo y en el brazo, lo cual yo pensaba que era mentira por lo que la toque para comprobarlo y me empezó a ocurrir a mí.

Al alzar la vista vi en la ventana una imagen muy bella con un rosario en la mano, que me miraba con una mirada muy dulce. Esto duró muy pocos segundos pues trate de acercarme a ella y se elevó muy rápido. La única que pude verla fui yo, pues alcancé a decir: – Miren que cosa mas linda…- Pero ellas no veían nada.

Mi mama sólo veía un tul a lo que exclamó: – eh, ¿y ese tul que hace en el patio?

Esta imagen es muy difícil de describir, pues fue una experiencia muy linda y que no se ha borrado de mi mente durante todos estos años.

Yo la vi como formada de una materia desconocida: no era de carne y huesos, ni yeso, ni nada que jamás haya visto. Durante los años la busqué por las iglesias pues pensé que debía ser una virgen.

Un día, la vi en una foto chiquita y preguntando logré saber que era la virgen de Fátima a la que actualmente visito en su iglesia.

Una aparición. Una imagen muy bella con un rosario en la mano

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