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– Cuando vayas a plantar unos rosales, añade previamente a la tierra unas pieles de plátano bien trinchadas, y mézclalas. Enriquecerán la tierra con potasio y además la aligerarán para que retenga mejor el agua del riego.

– Si los capullos de las rosas cortadas tienden a doblar la cabeza, ponlos a flotar una hora en agua fría.

– El riego de los rosales en períodos de tiempo seco debe ser más copioso que frecuente. Una vez semanal basta.

– Los rosales trepadores suelen dar más rosas si curvas sus largos tallos.

– Cuando manipules rosas, ponte guantes de jardín para no pincharte con las espinas.

– Aplasta el extremo de los tallos de las rosas y añade al agua del jarro una aspirina y un poco de azúcar. Te durarán más.

– El agua, sin salar, en que hayas cocido las espinacas puede ser un buen abono para tus rosales.

– Las rosas te durarán más tiempo en el florero si diariamente cortas al bisel un trocito de sus tallos.

– No es recomendable plantar rosales sobre el mismo terreno donde ya los hubo con anterioridad. Evita también plantarlos en las proximidades de un árbol.

– El rosal admite en principio cualquier tipo de terreno salvo el demasiado calizo.

– Los rosales de tallo bajo debes plantarlos a una distancia entre sí de 30/50 cm.; los de tallo alto, a 100/150 cm.si van en línea y a 75 cm. si agrupados; los trepadores a no menos de 120 cm. uno de otro.

– Quieren sol, pero tampoco les conviene una exposición excesiva. Las rosas que tienen demasiado sol se marchitan muy rápidamente, y si la temperatura supera los 25º, el color de las flores tiende a palidecer.

– Por lo que se refiere al riego, los rosales necesitan bastante agua, no les basta un riego diario superficial. Cuando riegues, evita mojar las hojas y las flores porque esto favorece la aparición de enfermedades.

– En cualquier centro de jardinería encontrarás los productos específicos para luchar contra las enfermedades de los rosales. Para su aplicación, respeta siempre las indicaciones y dosis de los fabricantes del producto en cuestión.

– Los rosales trepadores deben ponerse en espaldera ya desde el primer año, bien sea horizontalmente para limitar su crecimiento o verticalmente si se quiere que conserve todo su vigor. Con la llegada del invierno, elimina todas sus ramas secas, y, después de la floración, poda las ramas a la mitad de su longitud.

– La rosa ha conquistado una popularidad que difícilmente puede disputarle cualquier otra flor. Es evidente que las especies de flores grandes son ideales para ser cultivadas en el jardín, y las pequeñas en balcones y terrazas; en compensación, éstas últimas florecen ininterrumpidamente de mayo a noviembre. En la práctica no existen situaciones ambientales, excluída la sombra total, que impidan el cultivo de la rosa. Basta con que el rosal reciba de tres a cuatro horas de sol por la mañana para que florezca regularmente. El rosal prefiere los términos medios; ni excesivo riego ni demasiada sequía. Si lo tienes en maceta, riégalo cada 3 ó 4 días; si en jardín, una vez a la semana.

– Si tienes un rosal en la terraza o en el balcón, evita mojarle las hojas cuando lo riegues, pues, de no hacerlo así, favorecerías tontamente la aparición de hongos. Elimina las malas hierbas de la maceta y procura que su superficie se mantenga esponjosa. Por otra parte, tan pronto como aparecen los primeros capullos hay que abonarlos. Utiliza abono especial para rosales o un abono de amplio espectro. Es importante que cortes las flores marchitas de la planta, llevándote en el corte un par de hojas de las situadas bajo la rosa.

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