El laurel se reproduce espontáneamente en los climas suaves, y con él pueden desde formarse setos muy eficaces hasta utilizarlo en el jardín como planta de adorno, podándolo en forma esférica o cónica, o incluso conducir su desarrollo por medio de un tutor o empalizarlo junto a un muro.
De todos modos, si te tienta esta posibilidad, ten cuidado con sus vigorosas raíces que pueden pasar bajo la pared.
Pódalo en primavera y nuevamente en otoño para mantenerle una densidad de follaje adecuada.
Y no olvides que su hoja perenne rinde buenos servicios en la condimentación de muchos platos de cocina.