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– Para evitar la desagradable sorpresa de ver que tus cubiertos de plata se han puesto mates en su estuche, cuando los guardes, toma la precaución de envolverlos en papel de seda y de introducir en el estuche un pedacito de alcanfor.

Si pese a todas las precauciones los cubiertos están sucios, pónlos en una olla con agua fría y llévala a ebullición.

Cuando se ponga a hervir, la suciedad flotará en la superficie y los cubiertos estarán limpios.

De todos modos, es una solución de urgencia, pues es sabido que los mangos de los cubiertos, si no son de una pieza, pueden resultar perjudicados por el agua caliente.

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