– Limpia regularmente los quemadores de la cocina sin emplear para ello productos que contengan sosa cáustica o lejía.
– Somete frecuente y periódicamente los quemadores de la cocina a examen: ponlos al mínimo y comprueba que la llama se mantiene encendida y no se apaga.
– Conserva limpios los quemadores, utilizando en su limpieza los productos que tengas por costumbre.
– No olvides que el vertido de un guiso o una corriente de aire pueden apagar la llama, con el peligro consiguiente.