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– Es una buena costumbre cuando se va al super hacer una lista de lo necesario y atenerse a ella para evitar compras impulsivas.

– Comprueba siempre las fechas de caducidad de los productos, sobre todo si compras en lugar distinto del habitual o si la tienda es pequeña y te coge a trasmano.

– Si adquieres congelados, cómpralos en último lugar. Por esta razón los congelados suelen estar al final del recorrido obligado.

– Si el trayecto que has de hacer para volver a casa es largo, provéete de bolsas para congelados y, en cualquier, caso dispón los congelados separados del resto de productos.

– Rechaza envoltorios en mal estado, aunque su fecha de caducidad sea válida.

– Una vez en casa, coloca de inmediato cada cosa en su sitio. Reúne todo lo que deba ir a la nevera para que baste con abrir su puerta una sóla vez.

– No te dejes tentar por esas ofertas de tres unidades por el precio de dos, a no ser que tengas familia numerosa; comprueba su fecha de caducidad, pues generalmente suele estar al borde del vencimiento.

Cuando compres un mocho o una bayeta empápalos en agua hirviendo para que su capacidad de absorción aumente.

– Procura mantenerte fiel a tu “super” de siempre. Sabrás donde está lo que necesitas y no caerás en tentaciones buscando lo que quieres, que es lo peligroso para el bolsillo.

– Cuando compres una prenda. Si huele mal, recházala. El olor puede provenir del formaldehído o de un disolvente.

– Si vas a comprar un piso que tiene calefacción eléctrica, pide a los anteriores inquilinos que te dejen ver las últimas facturas de electricidad, para saber lo que te va a costar.

No te dejes ganar sólo por el precio de los productos. Compara varios productos y comprueba por las cantidades que uno es de verdad más favorable que otro.

– Aprende a reconocer la calidad de una prenda observando los acabados, costuras, botones, dobladillos y el tejido.

– Si la prenda de vestir que vas a comprar lleva adjuntos botones de recambio, puede interpretarse como señal de calidad.

– Las tentaciones en el supermercado son más difíciles de resistir si vas a comprar con el estómago vacío.

– En el supermercado no te fíes de los productos exhibidos con gran aparato. Las oportunidades suelen estar en lugares discretos.

– En los grandes almacenes, desconfía de los emplazamientos que favorecen la compra impulsiva: a la entrada, junto a las cajas…etc.

– Los pies suelen hincharse a lo largo del día. Si compras tus zapatos por la tarde, evitarás errores de número.

– Si compras congelados, empieza por asegurarte de que el cofre está limpio y bien conservado. En aquellos que son abiertos, comprueba que la mercancía no sobrepase la línea marcada en el aparato como frontera de su influencia frigorífica. No compres en aquellos comercios cuyos cofres acumulen hielo en sus paredes, ya que éste disminuye su capacidad de conservación. La temperatura no debe superar los -18º. La formación de nieve en los paquetes o rastros de jugos implican que la mercancía ha estado descongelada.

– Es conveniente que haya siempre en la cocina un bloc y un lápiz para apuntar en él aquellos productos cuya reposición sea necesaria. Y, mejor aún, si cuelgas o pegas en la pared una de estas pizarritas (las hay de varios tamaños) en las que se escribe con un rotulador que permite luego borrar lo escrito pasando el dedo. Así podrás llevar un balance exacto de las reposiciones. Si no vives en un centro urbano grande, estáte atenta a las ofertas de los hipermercados de la zona, ya que de esta forma podrás llenar tu congelador a precios más interesantes.

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