– La altura mínima necesaria para un armario que debe albergar la tabla de plancha es de 130 cm.
– Si el armario huele a humedad, pon en su interior unas cuantas bolsitas con sales de baño.
– Una pinza de tender la ropa, de madera, pintada por uno mismo y pegada a la puerta del armario puede servir para colgar pañuelos, etc.
– La ropa de cama se amontona mejor en el armario si entre cada pieza se intercala un pedazo de cartulina.
– Si se guardan, destapadas, en el armario las botellas de perfume vacías: durante un par de meses todavía tendrán fuerza para perfumarlo.
– Un armario de fórmica blanca, contra toda lógica aparente, debe empezar a limpiarse por la parte inferior, para ir subiendo, en vez de hacerlo al revés. Si se empezara por lo alto, los inevitables churretones de suciedad que se escurren son luego prácticamente indelebles.
– Compra una decena de alcayatas pequeñas y atorníllalas, una junto a otra, en un colgador de madera. Cuelga entonces tus adornos, cinturones, cadenas, etc, en ellas y los tendrás perfectamente ordenados y siempre a la vista.
– Si la puerta de un armario chirría o gira con dificultad, lo mejor es sacar la puerta y untar las charnelas con unas gotas de aceite o frotarlas con la punta de un lápiz, ya que el grafito de la mina es también un excelente lubricante.
– Para darle al armario de ropa blanca un aspecto más atractivo, en vez de doblar las toallas, enróllalas.
– Hay que disponer la ropa doblada de forma que el doblez quede delante; de esta manera será más fácil sacar una pieza sin equivocarse y arrastrar otras con ella.