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– Para eliminar los olores y restos del perfume que contuvo, lávalo cuidadosamente con agua y jabón.

El vidrio, ligeramente poroso, se embebe de la fragancia del perfume, y diez años más tarde una nariz experta puede detectar todavía trazas de su presencia.

– Por esto, y para evitar el peligro de una cacofonía aromática, utiliza el frasco para el mismo perfume u otro que sea de la misma familia.

En cambio, si lo que quieres es emplear el frasco como objeto decorativo, llénalo con un detergente de lavar los platos – evidentemente amarillo – y conseguirás un efecto magnífico.

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