Durante los primeros meses los dientes de leche pueden limpiarse simplemente con agua y una gasa humedecida o un bastoncillo de algodón, para eliminar los posibles restos de alimento. El uso del cepillo dental no se recomienda hasta los 22-24 meses aproximadamente, porque los dientes de leche son muy delicados y podría dañarse el esmalte. El primer cepillo debe tener las cerdas finas y las puntas redondeadas para no herir la encía. Has de dar ejemplo a tu hijo para que la limpieza de los dientes se convierta en un hábito. A partir de los tres años las visitas periódicas al odontólogo deben formar parte de su calendario.