UA

Para los católicos de Occidente y Latinoamérica, la misa que se Oficia en la medianoche del 24 de diciembre, es en general la más querida y más concurrida de todas cuantas se celebran. Su significado es que se conmemora el nacimiento de Jesús, la costumbre viene de Jerusalén. Allí se celebra la vigilia en Belén, al amanecer la procesión llegaba a Jerusalén.

Esta misa es la que más cantos y celebraciones incluye y su nombre se debe a la leyenda que afirma, que el primer ser vivo que presenció el nacimiento del niño Jesús, en la cueva de Belén, y lo comunicó al mundo fue un gallo. Desde el punto de vista simbólico, el gallo representa un signo solar en la mayoría de las culturas, está íntimamente asociado a la fecundidad y el renacimiento.

Misa del Gallo Este oficio, desde la Edad Media, se convirtió en una celebración multitudinaria en la que se unió lo sacro y lo profano, en medio de la alegría popular y muestras de júbilos pocos o nada respetuosos con el lugar y la ocasión en que se realizaban.

Generalmente, esta misa esta presidida con una representación en vivo de la Sagrada Familia para disfrute de toda la concurrencia.

Los organistas tenían permiso para interpretar tanto piezas sacras como tonadas populares que eran coreadas con gran animación por los feligreses.

Desde finales del siglo XIX se implantó la costumbre de estrenar alguna prenda de vestir, por pequeña que fuese, para ir a la Misa de Gallo. Un antiguo refrán nos dice: “Por Navidad, quien nada estrena, nada vale”, la razón de esto es que tal comportamiento servía para producir envidia al demonio, mientras más valiosa era la prenda, mayor era el daño infringido al maligno. Esta tradición, se extiende hoy día hasta el día de Navidad, sin que muchos recuerden el motivo que le ha llevado a gastar medio sueldo en la ropa que “DEBE” estrenarse para esta fecha.

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA