Son el fiel reflejo de la voluntad y el tesón e indican que sólo al tiempo ha podido hacer lo que el azar es incapaz de realizar.
Todo ello se puede ver con bastante claridad en la diferencia que presentan ambas manos: mientras que la izquierda, que es con la que se nace, se muestra tímida y de rasgos poco profundos, la derecha es firme y con las líneas muy bien definidas.
Esta diferencia la comienza a marcar él a partir de los veintidós años (1), periodo de identificación personal que determina la base de su posterior despegue.
Es importante matizar que en estas manos lo que más importa es lo afectivo (2), algo que se puede observar claramente en la diferencia de esta línea con las demás y, sobre todo, en que la palma de la mano es muy superior a los dedos.
Los montes de Luna (3) y de Venus (4) son los que marcan su vitalidad y fantasía: ambos son femeninos, y la combinación entre ellos trace a una persona muy vital, tozuda y, al mismo tiempo, le imprime a su personalidad una gran imaginación, que se refleja en una capacidad creativa extremadamente original.
Esto también se ve reflejado en la amplitud de su Dedo de Venus (5), que es el que le da la potencia necesaria pare arrancar de cero y llegar a su Luna.
Su Línea de la Cabeza (6) en la mano derecha está bien marcada y termina sobre el Monte de la Luna, lo que también ayuda a la forma imaginativa en que Toni Miro realiza todos los actos de su vida.
Es a partir de los treinta y seis años (7) cuando comienza un periodo de asentamiento personal que le permite estar más seguro y tranquilo con las cosas que ha creado y con los proyectos que se le ocurren.
Si este equilibrio se mantiene y sigue dominando la mano derecha sobre la izquierda, a Toni le espera una época muy divertida en la cual puede haber cambios muy positivos.