Palidez.
Debilidad, cansancio, desfallecimiento y falta de aliento.
Infecciones frecuentes.
Hemorragias
espontáneas nasales, bucales, del recto, la vagina, las encías y otras
zonas, incluyendo el sistema nervioso central.
Manchas rojas o hemorragias bajo la piel.
Hematomas inexplicables.
Úlceras en las mucosas de la boca, garganta, vagina y recto.