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Una herramienta
de efectos asombrosos para educar y aprender

Si bien la autoestima
comienza en el ámbito familiar, producto de la relación del niño con sus padres
o cuidadores -y aun antes del nacimiento, en la mente de los padres-, continúa
en el ámbito escolar, en la relación con el docente y el grupo de pares.

Este proceso
no es lineal, donde uno da y el otro recibe; surge de la interacción entre ambos.
Cuando el alumno es aceptado y comprendido, devuelve los mismos sentimientos
hacia el maestro, quien también se siente reconocido, valorado. Y se genera
así un circuito de bienestar, donde la tarea es gratificante para ambos, y el
clima es propicio para el desarrollo de potencialidades.

Quien se siente
amado puede aceptarse a sí mismo, adquirir el sentido de su propio valor, descubrir
y realizar el potencial del que está dotado. El amor en el ámbito educativo,
en el aula, hace posible captar de cada cual lo más profundo, su verdadera esencia.
Por el amor pueden verse sus potencias, lo que todavía no se ha revelado y ha
de mostrarse. Descubrir los talentos posibilita a quien es amado desplegarlos
y hacerlos conocer.

Mucho se ha
dicho acerca de la estima del alumno, y esto es importante, sí. ¿Y quién cuida
a los educadores? Ellos también necesitan ser amados por el alumno y reconocidos
socialmente por el prestigio de su labor. A veces, cuando el alumno no aprende,
el docente puede percibirse incompetente si adjudica dicho fracaso sólo a su
propia labor. Al no sentirse reconocido, puede retraerse, desconectarse afectivamente
e inhibir su creatividad para indagar nuevas alternativas, empeorando así la
relación. Él no es el responsable absoluto, ambos son protagonistas.

La confianza,
la seguridad, el sentimiento del propio valer se aprenden más por presencia
que por docencia. Es importante que los mismos educadores tengan una autoconfianza
realista, pues, sobre todas las cosas, se transmite más lo que se es, lo que
se vive, que lo que se dice.

Son signos de
autoestima:

– Usar los talentos
y las aptitudes para amar y estudiar.

– Tener un grado
básico de autoaceptación y de orgullo propio.

– Tener autoconfianza
realista.

– Reconocer
las necesidades y valorar los logros.

– Hacer valer
los derechos y aceptar sus limitaciones.

– Ser auténtico.

– No esconderse
ni mostrarse en demasía.

– Tener ideales
acordes a las posibilidades de logro.

– Tener deseos
y proyectos personales.

– Relacionarse
libremente con otros, con autonomía e independencia.

Cómo se manifiesta
la baja autoestima

Generalmente
se asocia a personas vergonzosas, inhibidas, temerosas, que no se animan a competir
ni a sobresalir. Sin embargo, son también signos de baja autoestima ciertas
actitudes que aparentemente revelan lo contrario: como querer llamar siempre
la atención, buscando ser el centro, sentir la necesidad de ganar en todo momento,
aun haciendo trampas, mostrar un perfeccionismo exagerado, o depender de la
aprobación externa.

Qué necesita
el niño para desarrollar la autoestima

El niño necesita:

a) Educadores
y compañeros que lo acepten como es, que lo aprueben y confirmen, para que pueda
descubrirse y desarrollarse en plenitud.

Estas actitudes
nutritivas y confirmatorias generadoras de experiencias de satisfacción necesitan
también límites, frustraciones adecuadas a cada momento del desarrollo, que
permiten al niño internalizar las funciones que antes realizaban los educadores.

b) Docentes
que le den seguridad, apoyo, sostén, y le sirvan de modelo, fuente de fortaleza,
de la que pueda participar.

La idealización
de los maestros se necesita en un determinado momento; pero luego es necesaria
una desidealización que facilite el acceso a ellos; al ser humanizados, valorados
de una manera más realista, el niño sabe que no pueden ni tienen todo.

De la autoafirmación
van a surgir las ambiciones de una persona, y de la admiración, los ideales.
La vivencia de los propios talentos y habilidades es lo que hace posible que
las ambiciones se unan a ideales realistas.

c) Sentirse
uno más entre sus pares, miembro de un mismo grupo de pertenencia.

De qué depende
la mayor o menor autoestima

El grado de
autoestima depende de la capacidad de sostener la distancia entre el ideal de
sí mismo y la realidad, del descubrimiento de los dones y la aceptación de las
limitaciones.

Los sentimientos
de autosatisfacción surgen cuando existe una relación fluida entre lo que se
aspira como ideal y lo que se es en la realidad. También depende del correcto
equilibrio entre talentos, ambiciones e ideales.

Autoestima e
ideales

Si los ideales
son razonables, uno es capaz de trabajar eficientemente para lograrlos; de esto
derivan sentimientos de satisfacción de uno mismo, por la tarea realizada y
por el fin alcanzado.

Si los ideales
son elevados, de tal manera que no existe posibilidad de alcanzarlos en forma
eficiente, surgen sentimientos de inferioridad e ineficacia. A menor brecha
entre el ideal y la posibilidad de alcanzarlo, menor ansiedad, mayor autoestima.

Es humano experimentar
sentimientos de insatisfacción e inferioridad; nadie tiene la posibilidad de
alcanzar todos los ideales. Siempre hay un resto de insatisfacción que funciona
como movilizador, el cual genera una tensión constante dando lugar al progreso,
que abre un espacio en el que cada uno deberá buscar por sí mismo la manera
de realizarse, libre y creativamente, integrando la fuerza de sus deseos con
las posibilidades que le ofrece el mundo externo.

Algunas sugerencias
para enriquecer la autoestima

Ser buenos modelos,
con buena autoestima, alegres y entusiastas.

Valorar los
aspectos positivos, decir lo bueno y obvio, no siempre reprender.

Recordar que
cada cual es único, y así descubrir y hacer saber qué le agrada de él.

Favorecer la
autoconfianza, que haga lo que es capaz de hacer, con experiencias exitosas.
No hacer por él ni sobreprotegerlo; dejarlo elegir.

Poner metas
acordes a sus posibilidades, sin exigir más de lo que se puede.

Escuchar y aceptar
los sentimientos, aun los negativos, las limitaciones, no así las acciones derivadas
de esos sentimientos.Para que algo cambie, amar su aspecto menos amado por él.

Es la planta
misma la que sabe cómo tiene que crecer. Ella adquirirá su mejor forma, si se
le brindan las condiciones para ser.

Quienes deseen
ampliar el tema del desarrollo de la autoestima y el aprendizaje de la comunicación
consigo mismo y con los demás pueden consultar las propuestas de actividades
para educar y prevenir del libro de Gladys Brites de Vila y Ligia Almoño de
Jenichen ComunicArte, Bs. As., Editorial Bonum.

Gladys
Brites de Vila

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