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Prácticamente toda mujer que
ha sido mastectomizada puede
someterse a una
reconstrucción mamaria. No
obstante pueden existir
ciertos riesgos que deben
ser conocidos antes de
someterse a esta
intervención. Estos riesgos
serían los propios de
cualquier cirugía, como
hematomas, cicatrices
patológicas o problemas
anestésicos que, aún siendo
poco probables, siempre cabe
una mínima posibilidad. Así
mismo, las mujeres fumadoras
deben saber, que el tabaco
puede ocasionar problemas de
cicatrización y tener un
periodo de recuperación más
prolongado.

Si en la reconstrucción se
emplean implantes, existe
una mínima posibilidad de
que se infecte, normalmente
en la primera o en la
segunda semana tras la
intervención. En algunos de
estos casos, puede ser
preciso retirar
temporalmente el implante,
pudiendo colocarse de nuevo
más adelante. El problema
más común relacionado con
los implantes, es la
contractura capsular,
consistente en la formación
por el organismo de una
cápsula cicatrizal interna
alrededor del implante que
puede hacer que la mama
reconstruida tenga una
consistencia más dura de lo
normal; esto no es más que
una respuesta fisiológica
exagerada del organismo a un
cuerpo que no reconoce como
propio. Existen varios
métodos para combatirla,
desde los masajes sobre la
mama a su eliminación
mediante cirugía.

Debe quedar claro que la
reconstrucción no tiene
efecto en la recurrencia de
la enfermedad de la mama, ni
interfiere con el
tratamiento de quimioterapia
o radioterapia, aunque la
enfermedad recidive. Tampoco
interfiere con los estudios
posteriores que puedan ser
necesarios en las
revisiones. Si su mama ha
sido reconstruida mediante
implantes y su cirujano le
recomienda la realización de
mamografías de control
periódicas, deberá
hacérselas en un centro
radiológico con experiencia
en el uso de técnicas
radiológicas para prótesis.

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