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Con una mirada crítica respecto al lugar que ocupan hoy las mujeres en los medios de comunicación, la periodista porteña de la agencia de LAVACA, Claudia Acuña, aseguró que en Capital Federal ellas sí llegan a los puestos de decisión en los medios nacionales pero lo hacen con los códigos masculinos. 'Creo que las mujeres periodistas están paradas en un lodazal, porque el periodismo hoy es toda una gran cloaca', disparó la profesional, luego de disertar en el marco de las primeras jornadas de 'Mujer y Periodismo' en la APT. 'En el interior, el proceso de la llegada de la mujer a las mesas chicas de decisiones editoriales se puede dar de una manera diferente a como se dio en la Capital Federal', apuntó.

Crítica, frontal y con otra mirada sobre la realidad de las trabajadoras de prensa en los medios de comunicación, la periodista porteña Claudia Acuña, de la agencia de LAVACA, se mostró convencida de que las mujeres que hoy llegan a los puestos de decisión en los medios nacionales lo hacen bajo los valores tradicionales de cualquier empresa masculinamente dirigida, por lo que no aportan a un mejor periodismo. Por ello, planteó la necesidad de romper con los corsés que imponen los grandes monopolios e impiden pensar y construir nuevas formas de periodismo.

Y en este sentido, la profesional, que pasó por las redacciones como parte de la dirección de la revista Viva y del diario Página 12, aseguró que para producir este cambio el interior del país tiene una clara ventaja con respecto a Capital Federal. 'El proceso de la llegada de la mujer a las mesas chicas de decisiones editoriales se puede dar de una manera diferente en el interior a como se dio en la Capital Federal. La Capital es un lugar decadente desde el cual no se puede pensar el periodismo', señaló, luego de disertar en el marco de las primeras jornadas sobre 'Mujer y Periodismo' que se realizaron entre el miércoles y jueves pasados en la Asociación de Prensa de Tucumán.

En estos términos, dialogó con PRIMERA FUENTE.

– ¿En qué lugar están paradas las mujeres periodistas?

– Creo que están paradas en un lodazal, porque el periodismo hoy es toda una gran cloaca. Comparado a hace una década atrás, hemos logrado la inserción en la dirección de los medios, en las mesas chicas de ciertas decisiones editoriales (como en los diarios Clarín y La Nación o el noticiero nacional de Telenoche, o revistas como Gente). Y también se ve que las redacciones están pobladas mayoritariamente por mujeres. La pregunta que me hago es si esto trae como resultado un mejor periodismo, más equitativo, justo y proclive a defender la vida y la verdad. Y que respete a la mujer como un sujeto de derecho y no como un objeto de consumo. Y la respuesta, para mí, es un rotundo no. Esto puede resultar incómodo, porque nos gusta victimizarnos a las mujeres y no nos gusta salir de esa posición para lavar culpas y tomar el timón por nuestras manos.

– ¿Cómo se logra cambiar esa realidad?

– Creo que tenemos muchas posibilidades de cambiar. Este es un momento histórico muy oportuno, nuestras voces pueden ser escuchadas pero nos hace falta apostar a la creatividad y a la solidaridad. Y para ello hay que empezar a construir herramientas que nos permitan hacer de esta profesión un lugar mejor.

– Si bien es cierto que hay más mujeres en las redacciones. Pero ¿llegan realmente a los puestos con poder de decisión?

– Por lo menos, en Capital Federal, sí. Son mujeres, sexualmente hablando, pero se comportan con los valores tradicionales de cualquier empresa masculinamente dirigida.

– Generalmente, en provincias como Tucumán, eso no ocurre.

– Eso es una ventaja. Se puede pensar mucho mejor la comunicación social desde el interior que desde la Capital. Creo que es un lugar privilegiado para pensar puesto que tiene mucho para ganar dado que todavía no son espacios conseguidos y que se pueden conseguir. Además el proceso de la llegada de la mujer a las mesas chicas de decisiones editoriales se puede dar de una manera diferente a como se dio en la Capital Federal. La Capital es un lugar decadente desde el cual no se puede pensar el periodismo.

– ¿Por qué no se puede pensar el periodismo?

– Porque ya los medios de comunicación son apéndices fundamentales del mercado. Y la verdad que el castigo por imponer otras reglas de juego seguramente son más duros. Desde esos lugares no se puede recuperar una propia agenda para pensar; qué es lo que nos interesa hacer. En el interior, en cambio, los espacios son más chicos, más comunitarios, y las instituciones no están deterioradas. Desde mi lugar, en el agujero negro, creo que hay más posibilidades de pensar en el interior.

– En el interior, las mujeres todavía no tienen espacios conseguidos…

– Los espacios no se consiguen sino se construyen. Ese creo que es un error nuestro, creer que lo tenemos que conseguir, como si fuera una escalera en la que hay que avanzar de escalón en escalón. Los espacios hay que inventarlos porque sino cuando se llega al último peldaño, en realidad se hace el mismo trabajo que el hombre y por la mitad de la plata. En la actualidad, las mujeres llegan al poder con la cabeza frita y los bolsillos flacos. O sea que no llegan con gloria y sí haciendo el trabajo sucio. Por eso es necesario construir otras formas de pensar los medios, con otras lógicas que no sean las del consumo, que sólo ven a las mujeres como consumidoras. Y nosotros somos mucho más que una sola cosa, con mucho más para aportar como mirada femenina. Tenemos otros temas que nos preocupan, que aquellos que marcan la agenda del poder (decadente) de los medios. Para poder armar otras propuestas y desarmar algunas que nos están impidiendo, como si fueran corsé, crear ni caminar por donde se quiere. Para desatar ese corsé hay que pelearla en situaciones que no queremos transitar, por ejemplo, no se puede ser chica buena (las malas ganan mucho más) ni obediente. Creo que hay que incitar a ciertas rebeldías que son muy constructivas y que llevan a la creatividad. Hay que experimentar, equivocarse e inventar.

– ¿Considera que en las agendas de las noticias debe reforzarse la perspectiva de género?

– Lo que me preocupa seriamente es que las periodistas y las tecnócratas del género, se manejan de acuerdo al tema que da plata. Hay una cantidad de financiamientos y ONGs que determinan de qué hay que hablar y todos obedecen a esa agenda. Ahora por ejemplo es el tema de la trata de personas. Hay muchos interrogantes. ¿Por qué a las autoridades de Migración le interesa la explotación sexual de las mujeres, cuando el imperialismo tiene tantos problemas con los circuitos de trabajadores informales? En el tema también interviene la Policía, cuando esta es una fuerza que explota a las mujeres. Esto ya me resulta sospechoso y nadie lo está cuestionando. Lo segundo es que el gran secuestrador de mujeres para poder concretar la explotación sexual es el hambre. Yo quiero hablar como realmente es el tema de la prostitución, con todas sus formas de violencia.

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