Las mujeres, tras un siglo de luchas, logramos el derecho al voto y a la participación ciudadana pero seguimos, a principios del siglo XXI, subrepresentadas en todos los parlamentos del mundo y en todos los puestos de decisión de cualquier administración, organismo o asociación política y sindical.
Las mujeres no nos dejamos cegar por el espejismo de la igualdad, seguimos en la brecha y no pararemos hasta que los derechos se plasmen en hechos. Por ello exigimos:
– Empleos dignos para todas las trabajadoras y trabajadores, estables, con salarios y horarios compatibles con el derecho a cuidarnos, cuidar y ser cuidad@s, con el tiempo de militancia y de ocio.
– Criterios objetivos para el acceso al empleo de forma que similares cualificaciones sean sinónimo de similares posibilidades de empleo, independientemente del sexo.
– Incentivos para que los hombres se corresponsabilicen de las tareas de cuidados.
– Mayores recursos económicos y humanos para la ampliación y mejora de la calidad de los servicios públicos en los que la ciudadanía tenga capacidad de decisión y gestión.
– Visibilidad y reconocimiento de las mujeres en el lenguaje y en todos los espacios, públicos y privados.
– Cambios serios en la socialización y educación de niñas y niños y en las imágenes estereotipadas y sexistas de las mujeres que los medios de comunicación transmiten, de forma que el respeto en las relaciones entre mujeres y hombres sea la norma y se erradique todo rastro de violencia .
– Capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.