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Los grandes olvidados: Nuestros pies

Se encuentran al final de nuestro cuerpo, en contacto con el suelo durante casi todo el día, son la parte dinámica y anatómica de nuestro organismo que nos permite andar, correr, saltar, mantenernos erguidos, pero es la más olvidada y en muchos casos maltratada.

 

Nuestros queridos pies ante esto se quejan, protestan de mil maneras: dedos martillo, uñas encarnadas, callos y callosidades, durezas, juanetes, infecciones por hongos, hinchazones, ampollas, neuroma de Morton, inflamaciones…

Los pies son capaces de adaptarse a todo tipo de terrenos por los que pasa, y en un principio concebidos para andar libres de cualquier envoltura, aunque el calzado, evolucionando a través de la historia, ha conseguido que esta adaptación sea más precisa, pero otras veces ha ocasionado el aumento de trastornos en los pies.

El uso de calzado inadecuado: muy estrecho o muy ancho, más pequeño o más grande, demasiado alto o plano aumenta el riesgo de desarrollar alteraciones en esta tan sufrida parte del cuerpo. También las medias o calcetines muy ajustados puede provocar dichas alteraciones.

Junto a estos factores externos, una higiene inadecuada o estar en contacto con focos de infección serán la causa de enfermedades podológicas que deberán ser tratadas por el especialista.

En el caso femenino se incrementa el problema al llevar zapatos muy altos, estrechos y/o puntiagudos, muestran una imagen más estilizada y atractiva, pero a costa de destrozar los pies. Al final del día salen de esos instrumentos de tortura hinchados y doloridos, terminando por aparecer los problemas.

Objetivo de hoy estar tan feliz que sonrían hasta los dedos de mis pies

Pie ¿qué te pasa?

Conocer el mal que aqueja a nuestros pies puede ayudarnos a resolverlo, pero sobre todo a intentar prevenirlo. He aquí varios de los más comunes. Si tu pregunta es ésta tal vez aquí encuentres la respuesta.

Dedos martillo

Los dedos pequeños pueden llegar a torcerse o encorvarse debido generalmente a una mala posición de los dedos, son los llamados dedos martillo: la articulación está alterada por un desequilibrio de los tendones o músculos.

Los tipos son dos según la articulación esté rígida o flexible, por lo que el tratamiento variará. Si los síntomas son leves, se podrá corregir con un cambio de calzado o con plantillas especiales. Pero si el problema está avanzado y los síntomas son importantes lo más efectivo será la cirugía.

Naturalmente, una buena prevención comienza con la utilización de un calzado adecuado, zapatos lo suficientemente amplios y largos para que los dedos de los pies se encuentren cómodos.

Juanetes

Los zapatos estrechos son el mejor vehículo para padecer un juanete. El dedo gordo es el que recibe la mayor carga del cuerpo y realiza más trabajo. Cuando el pie adquiere una mala posición al andar la articulación del dedo gordo se mueve y aparece la forma protuberante al exterior, son los juanetes estructurales. Los posicionales son aquellos en los que el hueso de dicha articulación crece más de lo normal. En ambos casos son dolorosos e incómodos.

A veces un golpe fuerte puede provocar esta malformación, también pueden ser heredados y llegar a desarrollarse sin saber muy bien por qué, pero lo cierto es que un zapato demasiado apretado y/o alto puede ser una de las causas.

El tratamiento varía si el juanete es pequeño o muy desarrollado, desde usar otro tipo de calzado, a las plantillas o, en último extremo, la cirugía.

Infección por hongos

Los pies están mucho tiempo en un espacio cerrado, mal ventilado, húmedo, lo que ocasiona un riesgo mayor de desarrollo de la infección. La uña empieza a sufrir un engrosamiento y una coloración más oscura, provocando dolor.
El tratamiento será con medicamentos o retirando la uña y la matriz.
Para prevenir lo mejor es llevar zapatos hechos con un material que permitan al pie transpirar con mayor facilidad.

Uña encarnada

Las uñas de los pies soportan presiones al andar, correr, o sólo por estar dentro del calzado, pero si éste es inadecuado (estrecho, alto, sin sujeción en el empeine) el problema se agravará y aparecerá el trastorno denominado uña encarnada. La uña al estar presionada se va incrustando en la piel provocando hinchazón, infección, enrojecimiento y dolor. Como en la mayoría de los casos, el tratamiento es recurrir a la cirugía para quitar la uña o sólo unos milímetros de ella.

Hematoma en las uñas

Cuando se lleva a cabo una actividad deportiva como tenis, fútbol, correr… puede ocasionar, debido al contacto continuo de las uñas con el calzado, hematomas bajo las uñas. Muchas veces al ponernos zapatos nuevos puede ocurrir lo mismo.

El tratamiento llevado a cabo por el podólogo es la eliminación de la sangre mediante la perforación de la uña o la eliminación total o parcialmente de ella, según sea el alcance de la lesión.

Callos o callosidades (Heloma)

Los callos o callosidades son provocados por la presión o roce continuo de una zona que se encuentra generalmente en contacto con una prominencia ósea. Los lugares más comunes son, en el dedo gordo, en el quinto dedo y en la planta del pie.

Este problema también se presenta por llevar un calzado inadecuado, muy alto y/o estrecho. Para este tipo de lesiones lo mejor es usar zapatos blandos bien ajustados, almohadillas o anillos adecuados, protectores de gomaespuma… para evitar el roce y distribuir mejor la presión.

Neuroma de Morton

Cuando los zapatos son demasiado pequeños pueden hacer los pies más bonitos y delicados, pero también pueden provocar la presión sobre algunos nervios que formarán un neuroma. En ocasiones la diabetes o el alcoholismo causarán síntomas semejantes a los del neuroma. Los dolores van desde los dedos a veces hasta el tobillo.

El tratamiento debe empezar por un cambio de calzado que sujete bien el pie, pero holgado para que le permita moverse libremente. Otros tratamientos se realizarán mediante plantillas ortopédicas, medicación contra el dolor y la hinchazón del nervio, o con cirugía.

 

Ayudar a nuestros pies es mejorar nuestra salud. Una higiene correcta, un calzado adecuado y un cambio de hábitos alimenticios serán los puntos básicos que repercutirán en el buen estado de nuestros pies, fiel espejo del resto del organismo. Una dieta sana y equilibrada puede llegar a prevenir problemas que se manifestarán también en nuestros pies: la gota, provocada por un aumento del ácido úrico; cardiovasculares o aquellos causados por sobrepeso.

Y si finalmente todo esto no da resultado y llegas a casa con los pies “hechos polvo” una buena receta que puede aliviarlos es: agua caliente y sal. Que descansen.

 

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