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Hidratar la piel es hidratarte a ti misma. Por eso,
el uso de cremas es un cuidado básico al que no debes renunciar, de lo contrario… tu
imagen lo pagará, porque, recuerda, la piel es la víctima preferida de las agresiones
externas. Evítalo con el cuidado cosmético adecuado: la crema.

Muchas veces, demasiadas,
nuestra piel acaba “pagando el pato” ante las agresiones externas o los pocos
cuidados que le procuramos. Se deshidrata, le salen granitos, arrugas prematuras,
enrojecimientos… Evitarlo no es tan difícil con un poco de constancia y el factor
clave: LA CREMA HIDRATANTE

Con la crema hidratante, y
aplicada diariamente, hacemos frente a la tan temida “deshidratación”, término
con el que se entiende la sequedad que afecta a las primeras capas de la piel, nuestra
epidermis, que se encuentra reseca y rígida. Y es que, como ocurre con las plantas, los
animales o las personas, la piel necesita agua para refrescarse, ser elástica y tener
vida. De lo contrario…

Aunque la pérdida de
humedad de la piel está directamente relacionada con la edad, no en vano a medida que
crecemos el contenido hídrico de nuestra piel va disminuyendo, eso no significa que las
más jóvenes estén exentas de riesgos de deshidratación. Y es que también fumar, beber
en exceso, alimentarse de forma poco saludable, o estar en ambientes demasiado fríos o
demasiado calientes pueden ser factores que la provoquen.

Son muchas las fórmulas
que ofrece el mercado cosmético para erradicar la sed de tu piel. Pero, ojo, ni todas son
idénticas ni todas recomendables. Por este motivo, lo mejor es que pruebes hasta dar con
el producto más adecuado a tu tipo de piel. Acertar con el modelo significa garantizar el
éxito del tratamiento.

Tipologías de cremas
hidratantes

Entre las cremas
hidratantes, las hay que utilizan diversos métodos para garantizar la humedad de la piel:
desde las que actúan a modo de esponjas y captan el agua externa, todas ellas
enriquecidas con activos higroscópicos, a las que contienen ellas mismas un ácido
hialurónico (que es todo agua), pasando por las que antes que captar lo que hacen es
guardar la humedad que ya tiene nuestra piel evitando que el agua se escape de las
células; además, no hay que olvidar toda la gama de cremas que además incorporan todo
tipo de vitaminas, aceites y ceramidas activos. Todo un abanico que ya no te permitirá
afirmar que no encuentras nada que vaya bien a tu piel.

Aunque no es bien bien una
crema hidratante, es recomendable para tu piel (especialmente si es grasa) que una vez por
semana apliques a tu rostro una crema exfoliante, que es la más indicada para eliminar
todas las impurezas y para que la piel respire mejor.

¿Qué pasa con la piel
corporal?

Es cierto que la piel de
nuestro cutis es mucho más susceptible a los factores externos ya que está más expuesta
al sol, la polución, la lluvia o el viento. Pero, ten en cuenta que no sólo el rostro se
resiente de falta de hidratación. Es más, injustamente olvidada, la piel de nuestro
cuerpo también se expone a la agresión que supone el uso de determinados jabones y
geles. Aunque cada vez es mayor el número de personas que utiliza jabones neutros, mucha
gente se expone a la irritación y erosión que provocan muchos de los componentes
químicos que incorporan muchos geles. Y, en consecuencia, la piel acaba perdiendo su
capacidad de retener agua.

¿Cuándo aplicar la
crema?

En el caso del rostro, lo
mejor es utilizar la crema hidratante a diario, por la mañana o bien por la noche. En el
mercado, incluso podrás encontrar, si es que te interesa, dos tipos diferentes: la de
noche y la de día. Sobre gustos…

Por otra parte, es
recomendable practicar una hidratación a fondo una vez al mes, para lo cual puedes acudir
a un centro de belleza donde, además, pueden ofrecerte todo tipo de tratamientos a base
de proteínas, algas, mascarillas que rejuvenecen la piel y evitan las arrugas…

En el caso del cuerpo, lo
más cómodo y también efectivo es aplicar la crema después de la ducha o el baño, ya
que la piel está más receptiva y es más fácil que la crema sea bien absorbida y no
manche.

Como en el caso del rostro,
también queremos recomendarte que dediques especial atención a tu cuerpo cada cierto
tiempo, o bien en casa (con una crema exfoliante que retire las células muertas antes de
aplicar la hidratante), o bien en un centro de belleza donde puedes realizar sesiones
intensas de hidratación corporal a base de emulsiones, tratamientos con algas y aceites
que reequilibran los tejidos en el caso de pérdidas de agua que acaban pasando factura de
manera implacable.

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