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Los celos suelen aparecer cuando tu hijo o tu hija, que hasta ahora había recibido todas y cada una de tus atenciones, tiene que compartir a su madre y a su padre con “el hermanito o la hermanita”, esa persona que ha aparecido en su vida de repente y que, sin ninguna explicación, le ha usurpado lo que hasta entonces era solo suyo…

Pero esta situación, que es muy común cuando tus hijos/as son pequeños/as, se vuelve mucho más peligrosa en el momento en que crecen y se convierten en adolescentes.

hermanos

Cuando se llega a ciertas edades, los celos no superados de la infancia pueden marcar mucho el carácter de la persona e influir de una manera muy determinante en las relaciones con los demás. El mando de la tele, el baño, la ropa,… pueden dan lugar a numerosos conflictos.

Como sabemos que tu intención, como buena madre, es evitar todos los problemas que puedan sufrir tus hijos/as, aquí te mostramos cómo afrontar este tipo de situaciones tan desagradables y difíciles tanto para ti como para ellos/as.

Cuando se peleen, no pidas explicaciones sobre lo sucedido y castigues solo a uno de los dos, por mucho que sea él (o ella) el “culpable”, por llamarlo de alguna manera, del inicio del conflicto. Debes hablar con todos ellos para que busquen una solución pacífica al problema y lleguen a un acuerdo satisfactorio para todos. Nunca quites importancia a las travesuras cometidas por el más pequeño o la más pequeña de la casa pues, actuando así, vas a empeorar las cosas.

Procura repartir las tareas del hogar de forma equitativa entre todos los miembros de la familia. Sabes muy bien que no debes hacer diferencias entre tu hijo y tu hija. Los dos son, ante todo, personas con los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Sobre todo, no hagas comparaciones, pues realmente son odiosas… Cada persona es un mundo y no puedes pretender que tus hijos/as sean iguales. Disfruta de la riqueza que le da a tu vida tanta variedad de puntos de vista.

adolescentes hermanas


Para fomentar el entendimiento y la buena comunicación, procura que tus hijos/as colaboren y se ayuden entre ellos. Si además de hermanos, consigues que sean amigos y se apoyen mútuamente, tanto ellos como tú tendréis mucho ganado.

No permitas que se insulten entre ellos y se pongan motes. Estas conductas siempre molestan y pueden llegar a crear roces y desavenencias importantes.

Hazles ver que el éxito de uno es el éxito de todos.

Realmente se necesitan y se quieren. Si les enseñas a compartir y a escucharse, tus hijos crecerán en un ambiente de bienestar y armonía.

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