UA

La mano y el arte

La historia del arte a través de la escultura, de la pintura y de la fotografía nos proporciona un excelente banco de imágenes para poder estudiar la mano.

El historiador Omar Calabrese afirma que las manos que aparecen en los frescos de la capilla Sixtina son el autorretrato de Miguel Angel.

Interpretación quiromántica de las manos pintadas por Miguel Ángel en los frescos de La Capilla Sixtina.


El fuerte olor a café me despertó, había pasado toda la noche revisando unas láminas de la Capilla Sixtina recién restaurada, era increíble, ¿por qué nadie había caído en ello antes?, Sobre todo en la mano de Cristo del altar mayor. No cabe duda; Miguel Ángel intentó transmitir algo a través de las manos que aparecen en los frescos de la Capilla, posiblemente la respuesta a nuestro futuro está en esa mano, que es el punto de fuga y eje central de lo frescos pintados en la Capilla Sixtina. Con toda seguridad Miguel Ángel era portador de un conocimiento que aún hoy es ignorado por la mayor parte de los seres racionales del planeta, ese conocimiento al que la ciencia oficial se ha interpuesto e impide que sea de dominio popular, de lo que sí estamos seguros, es que en estas pinturas hay una lectura esotérica, en donde probablemente se describe el futuro de la humanidad a través de las manos pintadas por Miguel Ángel a lo largo y ancho de los frescos de la Capilla Sixtina.

Todo empezó en una reunión de semiólogos e historiadores del arte, hacia pocos meses había publicado “El GRAN LIBRO DE LA LECTURA DE LA MANO”. El esoterismo y la ciencia oficial, esa que se dicta desde la cátedra, nunca han sido buenas compañeras, sin embargo uno de ellos comentó:

Conoces el ensayo sobre quiromancia de Omar Calabrese.

No? (Nunca había escuchado o leído, un trabajo de este semiólogo italiano.

De qué trata. Pregunte intrigado.


Es muy interesante, Calabrese intenta afirmar, que las manos que están pintadas en la cúpula y el altar de la Capilla Sixtina son el autorretrato de Miguel Ángel.

Esa misma tarde conseguí el ensayo de Calabrese, parecía muy extraño que un afamado y respetado semiólogo italiano, intentará demostrar, -y aquí radica lo extraño- desde la quiromancia, que las manos que pintó Miguel Ángel en los frescos de la Capilla Sixtina sean el autorretrato de Miguel Ángel Buoriarrotti.

El ensayo de Calabrese propone; que a través de los libros publicados en la época sobre quiromancia, Miguel Ángel adquirió el conocimiento necesario para representar el simbolismo que esta en nuestras manos, además de la facilidad de poder tener como modelo su propia mano izquierda.

Calabrese, en su ensayo, sólo toma en cuenta 6 manos de toda la Capilla, siendo todas ellas muy parecidas, sin embargo, guardan diferencias notables para quien conoce bien el lenguaje quiromántico.

 En total he cuantificado 15 manos que muestran las palmas hacia el espectador, 7 en la cúpula y 8 en el altar.

Lo inquietante es intentar saber sí Miguel Ángel era un conocedor del lenguaje quiromántico o no; después de revisar las manos de la Capilla nos resulta más que intrigante y dudamos sinceramente que no fuese un entendido en el arte de interpretar la mano.

Sería mucha casualidad que Miguel Ángel hubiese pintado cada una de esas 15 manos con un simbolismo e interpretación muy concreta y específica por pura casualidad o bien, dictadas por una fuerza superior, en un estado de trance y sin ser consciente del mensaje que cada una de ellas encierra en sus palmas.

Corría el año de 1508, cuando el Papa Julio II le encargó a Miguel Ángel que pintara la bóveda de la Capilla Sixtina, cuatro años más tarde, el 31 de octubre de 1512 la obra fue develada al público, el resultado fue tan impactante que no hubo quien no quedara sobrecogido ante monumental obra.

Pocas obras hay comparables a los frescos que pintó Miguel Ángel en ese espacio (512 m2).


Entrar allí, es entrar en el cielo, su atmósfera mágica nos va inundando el espíritu y nos reencuentra con la divinidad. Sus frescos son una obra monumental y en extremo compleja, 9 paneles atraviesan el centro de la bóveda, todos ellos con escenas del antiguo testamento, divididos en tres series de tres cada uno, representando la creación del cosmos; La creación y caída de Adán y Eva; y la historia de Noé.

La creación de Adán es con toda seguridad la más poderosa de las imágenes plasmadas por Miguel Ángel en la cúpula de la capilla Sixtina, esta imagen es precisamente la que me permitió comenzar a entender que esas dos manos a punto de tocarse, las pintó una persona conocedora del lenguaje quiromántico; Dios tiene su brazo izquierdo protegiendo a Eva, ella aún no ha sido creada, es en ese momento una manifestación del devenir divino. En quiromancia los valores de la mano izquierda son las cualidades reales con que hemos nacido. Eva aparece arropada por la mano izquierda de Dios, su proyecto de futuro, mientras que el brazo derecho de Dios, se extiende sobre un Adán que es presente. La mano derecha nos indica como hemos desarrollado los dones con los que hemos nacido. Adán está a la espera de recibir una descarga de energía divina “Del Creador”. Si observamos con detenimiento, la mano derecha de Dios está a punto de transmitirle a Adán toda la energía del universo a través de su dedo de Júpiter, precisamente sobre el dedo de Júpiter de la mano izquierda de Adán, que es donde se observan las cualidades que tenemos al nacer; En la lectura de la mano Júpiter representa la manera y forma en que proyectamos nuestra personalidad, un buen monte de Júpiter indica que hemos llegado a la perfección en aquello que nos hemos propuesto. Los dedos de Dios y de Adán aparecen separados por una distancia mínima, ese espacio representa la realidad y es el presente, es un espacio que da pie a la existencia del símbolo, ya que la realidad pura petrifica y consterna el alma. Si los dedos se tocasen, aparecería la obviedad; y la divinidad es sagrada, no manifiesta.

En la mano de Dios aparecen visibles sólo los montes que nos describen el sentimiento interno (Luna; la capacidad de soñar y de manifestar nuestros sentimientos más íntimos, es la fantasía, es la imaginación, el idealismo y como podemos materializar nuestros sentimientos románticos a través de la creatividad y la intuición), de la proyección vital, íntima y persona 1 (Venus; es la fuerza de voluntad, en ese monte se observan las ganas de vívir y las deseos y posibilidades que tenemos para ganarle a la vida) y la manera en que se comunica hacia los demás (Mercurio; tanto el monte como el dedo nos Indican como nos proyectamos hacía los demás, es el dedo y monte de la intuición, es el intercambio y la manera en que transmitimos nuestros pensamientos a los demás).

Mientras que la mano izquierda de Adán aparece lánguida, su dedo de Júpiter y Venus parecen querer cobrar vida, despertarse de un letargo de siglos, de la eternidad; Su mano derecha permanece acurrucada, cernada sobre su costado en espera de los dones que recibirá de su creador.

Miguel Ángel seguramente intentó transmitirnos un conocimiento que tarde o temprano encontraría una respuesta, respuesta a ese saber eterno, a ese legado que parece ser es anterior al hombre, a ese ser racional que nos propone la ciencia. Obviamente la mano de Dios que pintó Miguel Ángel en la cúpula, puede interpretarse a través de la quiromancia; el enigma surge que al ser la mano de Dios su contenido interpretativo nos habla de la historia de la humanidad desde su nacimiento hasta la hora del juicio final.

Es importante remarcar el manejo simbólico que utiliza Miguel Ángel en sus dibujos, siendo notables las diferencias entre los valores simbólicos de la mano derecha, respecto a la mano izquierda, no hay un solo personaje en todos los frescos, que enseñe las dos manos abiertas hacia el espectador, excepto, una imagen de Dios; en el tríptico de la creación del cosmos en el fresco ” Dios separando la Tierra del Agua “.

Esta imagen es la que precede a la creación de Adán, es muy interesante que en este fresco, ambas manos, presentan unos excelentes montes; de Júpiter, Venus y Luna, pero las líneas difieren de una a otra mano; en la mano derecha son inexistentes todas las líneas, excepto una firme, larga y bien dibujada línea de la vida, que en quiromancia es la intensidad y vitalidad que imprimimos a nuestros actos cotidianos, mientras que en la mano izquierda se ven perfectamente trazadas las tres líneas principales; Cabeza, vida y corazón. Es verdaderamente extraño que en la mano de Dios, no aparezca en igual calidad, en ambas manos, las líneas del corazón y de la cabeza. Estas manos son la representación anterior al momento de la creación de Adán y Eva, por lo que se puede interpretar; que la máxima expresión de realización de Dios es precisamente la creación del hombre como máxima expresión de la divinidad, ya que antes de la creación delhombre aún esta por formarse en la mano derecha la línea de corazón, que es en donde se marca la manera de expresar nuestros afecto y la Línea de la cabeza la manera en que manifestamos nuestros pensamientos y la forma en que los expresamos.

 Otra mano de interés dentro de los nueve paneles de la cúpula, aparece en el fresco titulado “La caída” que representa la expulsión de Adán y de Eva del paraíso. Es igualmente significativo que la mano que se muestra al espectador sea la mano derecha, la izquierda permanece oculta y sirve para tapar la cara de Adán a los ángeles, en la mano visible podemos observar con toda claridad las líneas del corazón y de la cabeza, la línea de la vida es inexistente. Si la mano derecha es la realización, la interpretación de esta mano es la de que el hombre necesita forzosamente aferrarse a su vida afectiva e intelectual, sólo de esta manera el hombre dude ser capaz de crear vida, ya que sin los valores que conllevan cabeza y corazón es imposible entender e interpretar la vida.

Otras dos manos visibles en los paneles centrales de la cúpula aparecen en el tríptico de Noé en el fresco titulado “El Diluvio” en este fresco se puede observar la mano derecha de Noé y la de su esposa. La mano de Noé es poco visible, en cambio la mano de su mujer se puede interpretar perfectamente, en ella se observan una excelente línea del corazón y la ausencia de la línea de la vida y de la cabeza, nuestra interpretación, ya que aparece en la mano derecha, es que solo la facultad de amar a Dios sobre todas las cosas, le permite y le da acceso a la opción de vivir el futuro. En la única mano en que aparecen perfectamente bien dibujadas y definidas las tres líneas principales de todos los dibujos de la bóveda, es en el fresco: “La embriaguez de Noé” Es la mano derecha del hijo mayor de Noé “Ham”. Es una mano en la cual aparecen todas las cualidades positivas que uno puede poseer; excelentes montes, y perfectas líneas, sin fisuras ni rompimientos. No es sorprendente que las manos con mejores atributos sean las del hijo del único hombre justo en la tierra, las manos de un superviviente del diluvio, la interpretación de esa

 Mano es que el equilibrio sólo se encuentra en la justicia y en el equilibrio interior, de esta manera podemos sobrevivir a la adversidad y manifestarnos con nuestros valores interiores de forma libre. A lo largo de toda la bóveda de la capilla Sixtina alternan cinco profetas Hebreos y cinco Sibilas, de todos estos personajes el único que nos presenta abiertamente la palma de su mano es Ezequiel, Él fue el profeta que predijo la destrucción de Jerusalén y de la nación judía.

 Ezequiel en hebreo significa “la mano de Dios”. La mano del profeta Ezequiel es de una intensidad desmedida, proyecta una seguridad comparable a la de Cristo en el altar. Es una mano excelente, la diferencia de esta mano con la del hijo de Noé; Ham, que siendo una mano arquetípicamente buena y sin ningún atributo negativo le falta vivir, le falta trabajo sobre su palma. En cambio la mano de Ezequiel; le salen y brotan de las líneas y montes hechos y actos vividos y trabajados a pulso, es una mano que desborda energía y vitalidad, todos los elementos de esta mano, que parecen estar dando y no recibiendo son el ejemplo paradigmático de la espiritualidad, bondad, y del trabajo, a través de la fuerza de voluntad, esa que sabe imponerse a los imponderables que nos va imponiendo la vida.

“Las manos de la Capilla Sixtina son en verdad el reflejo del alma son manos que se asemejan a la perfección.”

Al parecer lo que intento Miguel Ángel a través del compendio de manos que aparecen en los frescos de la capilla, es retratar el porvenir de la humanidad, es la señal inequívoca del devenir del hombre y del padecer que nos esperaba en años venideros, a través de las manos que aparecen en el Juicio Final. Esos 22 años que separan las pinturas de la bóveda de la Capilla Sixtina, con el altar, se ve en Miguel Ángel una reafirmación respecto a su postura con el pensamiento mágico, así lo demuestra el simbolismo y tema elegido para culminar su gran obra, ” El juicio final “. Es sorprendente la diferencia entre ambos estilos, el juicio final es un severo retrato de la actitud religiosa de la época, en la parte baja del cuadro, se ve salir a los muertos de sus sepulturas ante el sonido seco de las trompetas angelicales, los de la parte derecha son precipitados al infierno, y en medio podemos observar un lúgubre Caronte, ansiosamente expectante; la parte media del cuadro lo domina la imagen de Cristo, junto a Su Madre, ambos rodeados de santos, apóstoles y profetas; la mano de Cristo en alto, es una mano perfecta, mantiene un equilibrio excelente la palma, respecto a los dedos. La palma de la mano representa el mundo interno, mientras los dedos son la forma en que nos manifestamos exteriormente, en la yema de los dedos observamos la forma en que estamos pensando y como proyectamos nuestros pensamientos hacia el exterior. Es en la única mano de toda la capilla en que aparecen todas las líneas perfectamente definidas, al igual que todos los montes de la palma de la mano y no sólo las líneas principales, podemos observar en esta mano una excelente línea de Apolo y de Mercurio.

 Estas dos líneas pertenecen al grupo que he identificado como líneas de destino, tanto Apolo como Mercurio, representan todos los valores positivos que somos capaces de transmitir a los demás, es la forma en que proyectamos la bondad y la ternura, de forma explícita hacia quienes nos rodean.

Los montes que dominan la palma de la mano son Venus y Luna, ya descritos anteriormente, pero que en esta mano son el apoyo de un deber que se plantea necesario, en donde no puede haber resquicio para dudas e incertidumbres.
La única parte poco visible de la mano es lo que antiguamente se denominaba llanura de Marte y que he incorporado como Plutón; dueño y señor de esa región de la geografía de la palma de la mano, allí se encierra nuestro tesoro interno, aquello que no es visible y sólo es perceptible por el corazón, de allí que Miguel Ángel lo haya dejado sin luz, ya que es nuestro mundo interior.

La imagen de Cristo dominando, no sólo el altar, sino toda la capilla en general, es la representación de la autoridad; es impactante observar el poder que ejerce en esta pintura la mano de Cristo, es la mano de quien acaba de resucitar a todos los muertos y ha dictado juicio sobre el destino de todas las almas del mundo, María evita mirar a los condenados apartando su cara con ambas manos, esta imagen del juicio final nos transmite la confusión de¡ hombre ante la espiritualidad, es el reflejo de¡ caos de una sociedad embarcada en la lucha por el poder, ajena al desarrollo espiritual, Miguel Ángel, consciente de quien iba a ganar la batalla en el futuro, nos transmitió en las manos que aparecen en la bóveda y en el juicio final los valores de la auténtica eternidad espiritual, sobre todo, si partimos de los valores que encierra, desde la óptica de la Quiromancia, la mano de Cristo.

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA