– Sinceramente no puedo decir que el Sagrado Corazón de Jesús sea quien me ha ayudado.
No tengo pruebas y soy una persona que no creía en Dios hasta hace un año.
Pero mi vida se ha transformado, y eso si que es un hecho.
El caso es que andaba a la deriva en todos los sentidos. Mi único objetivo era experimentar con todo lo que se me pusiera por delante. Creía que dominaba mi destino. Pero un día las fuerzas empezaron a flaquearme y me di cuenta que no tenía donde acudir.
El médico me diagnosticó una depresión y hasta entonces yo creía que estas cosas se pueden vencer con el propio empeño. Ahora sé que es una enfermedad y hay múltiples factores en su origen y desarrollo.
En esta etapa, solo he podido contar con mi abuela y ella, además de su cariño, me ha ofrecido cada día su creencia en una ayuda sobrenatural. Su fe en el Sagrado Corazón de Jesús que desde siempre preside su casita, y según me dice, habita también en su alma.
Me ha costado mucho salir adelante. La medicación no surtía los efectos que los médicos esperaban y pienso que me he sentido acompañada y protegida no sólo por el afecto y la dedicación de mi abuela, sino también por esa imagen.
Ahora dudo mucho de todo, pero en mi corazón crece la certeza de una realidad sobrenatural.