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– Esto sucedió uno de esos días de primavera que uno recuerda entre sueños y pesadillas, con relámpagos y truenos, esos días que nos asombran y atemorizan.

Estaba en casa de una amiga trabajando junto con otra amiga más, y a eso de las 10 de la noche me pidieron que les leyera el Tarot (cosa que nunca hago lejos de casa). Yo asentí, fui a buscar mis cartas y alrededor de la una de la mañana, como no tenía incienso (que yo utilizo siempre) pusieron un aroma muy penetrante de aromoterapia y comencé mi lectura.

No se si fue el aroma, la noche extraña o mis amigas pero entré en una especie de autismo al leer el tarót y como nunca, hice las tiradas más complejas y resultaron muy explícitas y fáciles de leer.

Ya con una sensación extraña me recosté sobre un sillón mientras mis amigas hablaban de Castaneda, de chamanes y otros temas que no recuerdo para nada, un pavor se fue apoderando de mí.

Sentía algo muy extraño y muy fuerte y sentía que perdía conciencia, en un momento les supliqué que no hablaran más del tema, y rompí en un llanto desesperado de mucho miedo que terminé vomitando en el baño la única taza de café que consumí esa noche.

Al darse cuenta de que hablaba en serio estas amigas decidieron encender las luces, darme agua con azúcar, ventilar la casa y apagar el famoso aroma.

Cuando me sentí más tranquila nos sentamos en la escalera a charlar de temas livianos, entonces, yo comencé de nuevo a perder conciencia. Vi caer una gota de agua del techo de la casa (nunca llovió ese día) y desesperadamente, no se por qué, empecé a buscar el agua en el suelo diciendo “aquí cayó, lo juro” y mientras estaba en esa labor todo se me puso negro y perdí completo control de mi cuerpo.

Sentí una energía fuertísima que entraba por mi cabeza y salía por mis pies y manos, sentía las manos completamente encrispadas y comencé a sentir una especie de placer, muy violento en mis zonas íntimas.

Recuerdo que les decía a mis amigas “tomen mis manos, apúrense”, pero ellas no acudieron. Al terminar todo esto, que no tengo idea cuanto pudo haber durado, caí rendida sobre el sofá y dormí profundamente, luego comenzó de nuevo, pero esta vez, mucho más suave, y luego de nuevo una vez más.

Cerca de las cuatro de la mañana debía volver a casa, sentí mucho miedo de salir al aire libre, así que corrí al auto, (que se le quemaron las luces cuando lo encendí) y partí muy velozmente a casa.

Al llegar le conté entre llantos y muy confundida lo que había pasado a mi marido, el creyó en mi, aunque pueda sonar muy increíble, él me vió llegar muy pálida y fue testigo de todas las ampolletas y sistemas eléctricos que estuve dañando un par de semanas después.

Todavía me pregunto ¿qué fue eso?, ¿tal vez hice de médium?, ¿podría volver a repetirlo una vez que descubra como canalizar esa energía?, ¿podría tal vez ayudar a otras personas haciendo de pararrayos?.

Esta experiencia no se la he contado a casi nadie, pero siento que fue un hecho trascendental, aunque no tenga las respuestas, algo cambió en mi vida.

Siento que tarde o temprano un misterio me será develado, y que esto deberá ser encausado en bien de las personas que más lo necesiten.

Como un paraíso. Tarde o temprano un misterio me será desvelado

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