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Desde la antigüedad, el tema de los sueños y las instancias oníricas, ha encerrado muchos misterios e interrogantes, que han derivado en diferentes prácticas humanas, como el desciframiento de los símbolos oníricos que revelarían un mensaje divino y predicciones sobre el futuro o los desarrollos teóricos del psicoanálisis desde comienzos del siglo XX con la interpretación de los sueños y el desvelamiento de contenidos inconscientes, ocultos hasta el momento para el soñante.

El soñar en sí mismo es un proceso pasivo. No es algo que podemos determinar cómo, qué y cuándo soñamos, solamente “nos ocurren”, por lo que nos puede dar la sensación de que permanecen separados de nosotros, son algo ajeno, sin sentido. Es por ello que para algunos, los sueños son simplemente restos diurnos que surgen de forma inexplicable durante la noche y no encierran ningún significado.

No obstante es algo que ocurre y que se nos presenta allí, como una figura que emerge del fondo, a veces con más fuerza y otra apenas perceptible, pero que no puede ser eludida.

Desde Gestalt, hablamos que los sueños son la vía regia de la integración. ¿Cómo es esto?

Los sueños reflejan diversas partes de la personalidad de nuestro ser, y con ellos podemos adquirir mayor conciencia de las polaridades, se pueden reconocer y poner en juego para resolver los conflictos personales e integrarlas.

Se entiende como una experiencia más que tenemos en nuestra vida, es un mensaje existencial que surgen cuando estamos dormidos, que eventualmente puede ser entendido, si lo revivimos y actuamos en el momento presente.

Según Perls (2002) el sueño es una interrelación o un diálogo entre distintas partes de la personalidad, algunas de las cuales se encuentran disgregadas, rechazadas o alienadas y deben ser integradas.

A veces experimentamos la repetición de un mismo sueño por determinado tiempo o incluso a lo largo de nuestra vida. Emerge como una figura que necesita ser resuelta y hasta que esto no ocurra, volverá a presentarse hasta que el ciclo energético logre ser cerrado. (..)

Al ser los sueños proyecciones de nuestra personalidad, todo elemento que en el mismo surge (personas, animales, ideas, lugares, etc.), aunque no los conozcamos, no nos sean familiar en apariencia, se relacionan a nuestra propia experiencia y ser. (..)

 sueños

 

BIBLIOGRAFÍA
Blatner, A. (2005): Bases del psicodrama. Ed.Pax México. México.
Blatner, A. (2005): El Psicodrama en la práctica. Ed.Pax México. México.
De Lucca, F. (2010): La estructura de la Transformación. Teoría, vivencia y actitud en Gestalt-terapia a la luz de la sabiduría organísmica. Ed. Tiempos de lectores, Uruguay.
Naranjo, C. (2011): La vieja y novísima Gestalt: Actitud y Práctica de un Experiencialismo Ateórico. Ed. Cuatro Vientos, Chile.
Perls F. (2002): Sueños y Existencia-Terapia Gestáltica. Ed. Cuatro Vientos, Santiago de Chile.

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