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El shiatsu o masaje japonés hunde sus raíces en la milenaria medicina tradicional china. Esta terapia complementaria o alternativa se basa en la aplicación de cierta presión sobre los puntos energéticos que a través de los meridianos recorren el cuerpo para equilibrar su energía. Sin efecto secundario alguno, relaja, potencia el sistema linfático, tonifica el sistema nervioso y eleva el tono vital.

El shiatsu, tal y como hoy se conoce, apenas tiene 200 años de vida, aunque su antecedente más remoto se encuentra en el método del Anma, originario de China. Anma significa literalmente presionar-frotar, así como quitar-llamar. Posteriormente, los japoneses sentaron las bases de su técnica y tratamiento.

Basada en los conceptos Ho (dar energía) y Sha (quitar energía), esta terapia alternativa se emplea para canalizar correctamente la energía que fluye por el organismo. Para ello ejerce presión con los dedos o la palma de la mano sobre distintos puntos de los meridianos que recorren el cuerpo. Estos canales energéticos y sus puntos vitales son los mismos que estableció la medicina tradicional china para sentar las bases de la milenaria acupuntura.

Más que un simple masaje

El shiatsu es un sistema de masaje, pero también una terapia con todas las de la ley. El shiatsu-masaje, que goza de mayor popularidad y aceptación, se emplea para aliviar los síntomas. Se trata de una técnica complementaria para tratar muchas enfermedades concretas, así como para mantener un buen estado de salud.

El shiatsu-terapia hunde sus raíces en la filosofía médica oriental. Su práctica requiere de una amplia formación por parte del especialista, tanto para establecer un diagnóstico correcto como para aplicar las técnicas de sanación o armonización del paciente que acude a su consulta.

El shiatsu o masaje japonés hunde sus raíces en la milenaria medicina tradicional china. Esta terapia complementaria o alternativa se basa en la aplicación de cierta presión sobre los puntos energéticos que a través de los meridianos recorren

Armonizar la energía

Frente a los masajes convencionales, el shiatsu actúa sobre los puntos energéticos de la acupuntura china para armonizar el flujo de las energías vitales que transita por el cuerpo. Como cualquier técnica muscular, propicia la relajación y libera tensiones. Pero además refuerza el sistema linfático, con lo que a la larga estimula el proceso de desintoxicación del organismo, tonifica el sistema nervioso e invita a recuperar el tono vital ante las presiones de la vida cotidiana. Sus efectos también se dejan notar sobre personas con trastornos de circulación.

Cada sesión dura en torno a una hora. Con el paciente tumbado boca abajo, el shiatsu-masaje comienza en la parte superior de la espalda y baja hacia las piernas siguiendo la estela de los meridianos. A continuación se gira el cuerpo hacia un costado y se asciende por las piernas, las caderas, el abdomen y la zona lateral del tórax. Por último, el masajeado se coloca boca arriba y el masajista presiona de arriba a abajo los meridianos anteriores para concluir en la parte anterior del pie.

Sin efectos secundarios

El shiatsu no conlleva ningún tipo de efecto secundario, sus resultados son inmediatos y como todas las técnicas orientales, equilibra el balance energético del organismo, potenciando así su rendimiento global. Sin embargo, no debe practicarse con enfermos muy graves porque podría provocar complicaciones.

El shiatsu no está indicado cuando la fiebre es muy alta, ya que en esa situación el organismo está sometido a un gran consumo energético. Tampoco ante fracturas óseas recientes, infecciones de la piel, hemorragias o trastornos muy graves de la circulación. Cuando el masaje se aplica a embarazadas, el abdomen no puede tocarse a partir del tercer mes. Aunque puede practicarse hasta con recién nacidos, en los niños se aconseja ejecutarlo tan sólo en la espalda y el abdomen.

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