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Reflexiones de un ser cambiante (en el que me he convertido) [22-03-2020]

 

Puede ser sorprendente como a veces nos resistimos a cambiar, lo que a menudo es como resistirse a la vida misma. Sólo hay que darse cuenta de que, en realidad, la vida es en sí una experiencia de crecimiento y crecer por definición, implica cambio. Si miramos atrás, descubriremos que nos hemos estando reinventando desde el principio.

 

Cuando aún éramos niños seguramente teníamos una visión del futuro basado en nuestro limitado conocimiento y experiencia, es más que probable que al crecer no se cumpliera esa visión de nosotros mismos forjada en la infancia; probablemente porque cuando llegamos a la adolescencia nos volvimos a reinventar por completo, hablamos adquirido nuevos conocimientos y experiencias, la percepción del mundo a nuestro alrededor había cambiado, al igual que nuestro lugar dentro de él. Ya no éramos la misma persona, el crecimiento requiere cambio. Con el paso de los años nos reinventamos de nuevo, ¿por qué? por las mismas razones que antes, más conocimiento, más experiencia.

 

Entonces, ¿en que etapa de la vida se detiene este proceso?, ¿cuando la necesidad de reinventarnos deja de existir?, la respuesta es que sólo se detendrá cuando nuestro desarrollo y crecimiento personal se detengan. Si adquirimos conocimientos y los practicamos, esto nos cambia. Si tenemos nuevas experiencias y aprendemos de ellas, esto nos cambia. Cuando nuestra forma de actuar emocionalmente se basa en lo aprendido, esto es crecimiento. Así pues, mientras continuemos creciendo tendremos que reinventarnos periódicamente, resistirse a este proceso puede tener un efecto muy negativo en nuestro sentido de la alegría y el propio entusiasmo por la vida.

 

Si al darnos cuenta, en algún momento de nuestra vida, que necesitamos cambiar y nos negamos la posibilidad de hacerlo entonces crearemos un conflicto interno, nuestra propia resistencia bloqueará el verdadero propósito de nuestro ser interior. Cuando nos reinventamos es como si multiplicásemos nuestra base de conocimiento y propia perspectiva. Nos permite apreciar diferentes ángulos, no renunciando a nuestro antiguo ser, sino sumiéndolo en otra dimensión añadida, haciendo de la vida una aventura increíble y emocionante, Cada vez que añadimos una nueva dimensión a nuestra vida, sumamos conocimiento, experiencia, inteligencia y sobre todo sabiduría, La sabiduría es nuestra mayor riqueza, pero nunca la podremos llegar a tener a menos que aprendamos a aceptar el cambio en nosotros mismos.

Os quiero bandid@s!!!

“Todos piensan en cambiar el mundo pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.” León Tolstói
Como cada día una canción, hoy “Better man”, de Robin Williams.

el-pinche-feliz

Aquí a diario Mis Gastrotapasdesde la “Oronja Home”

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