Qué poquita cosa [16-04-2020]
En esos intervalos insomnes, una de las cosas que me ayudan a transitar las noches es la observación del firmamento. Ahora que el tiempo no me apremia, me libero de su correa de agobio e intento disfrutar de cada momento, aunque el momento lo hayan propiciado los dolores o la incomodidad posicional que me obliga a levantarme, a estirar o caminar cada cierto tiempo. Pienso que gracias a estos momentos he podido apreciar breves eventos, que de otra manera habrían pasado desapercibidos. Superlunas, espectaculares nubes que se dirían llamas por el efecto mágico de la incidencia oblicua de los rayos del sol, conjunciones planetarias, constelaciones, estrellas… Las noches que el clima lo permite, desde mi casa puedo ver la mitad sur del cielo, y a pesar de la contaminación lumínica, se pueden observar a simple vista, con claridad, la constelación de Orion, a la estrella Sirio a su derecha, la estrella más brillante del firmamento, Venus que acude fiel a su cita mensualmente con la luna…
La observación de estos bellos cuerpos celestes y de los efectos visuales que se producen en la atmósfera, me recuerdan lo mucho que he leído últimamente sobre el universo, sobre la astrobiologia, la astronomía y la búsqueda de conocimiento en el espacio. Como en apenas un siglo, decía Hawking, hemos encontrado una nueva forma de pensar en nosotros mismos, variando de sentirnos el centro del universo a encontrarnos orbitando un sol de tamaño medio, una estrella en la periferia de la Vía Láctea, que es sólo una de las millones de estrellas en nuestra propia galaxia, que a su vez es una de las miles de millones que pueblan el universo. Qué poquita cosa. Él no creía que la raza humana vaya a ser capaz de sobrevivir los próximos mil años, la superpoblación, nuestra capacidad para dañar el medio ambiente y los recursos finitos del planeta, nos acabarán abocando, según planteaba, a diseminarnos por el espacio como solución.
Y ¡madre mía!, me imagino a los humanos, diminutos pero peligrosos seres, propagándose como un virus por el espacio, y me da repelús. ¿Qué versión de humanidad veríamos?, acabaríamos operando como conquistadores espaciales, alcanzando planetas y cuerpos celestes a la caza de recursos minerales, esquilmando otros mundos. O seríamos exploradores en busca del conocimiento y estableciendo colonias colaborativas, con el mínimo impacto ambiental allá donde llegáramos.
Pues no sé, pero me consuela tener la certeza de que será compleja y casi imposible, la colonización del espacio, porque francamente, no creo que fuera beneficioso en absoluto para el universo, la propagación de esta “panespermia” que sería la humanidad campando por el vecindario cósmico. Además, tenemos mucha tarea por hacer en nuestro mundo, evitar el colapso y nuestra extinción ya va a necesitar de lo mejor de nosotros. Desde que dimos el salto que propició la aparición de la imaginación, aprendimos a hablar, a escuchar, a transmitir ideas, a colaborar para construir lo imposible. Los grandes logros vinieron por hablar, al igual que los grandes fracasos llegaron por no hablar. Nuestras grandes esperanzas pueden ser realidad en un futuro, tenemos todos los medios tecnológicos y de conocimiento a nuestra disposición, las posibilidades podrían ser ilimitadas. Todo lo que deberíamos hacer es asegurarnos de seguir hablando, de compartir, de colaborar.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“Somos simplemente una raza avanzada de monos en un planeta menor de una estrella promedio. Pero podemos entender el Universo. Eso nos convierte en algo muy especial.” Stephen Hawking
Hoy os dejo una elegante y “espacial ” pieza que ha surgido mientras escribía esto, escuchando una de mis listas favoritas de jazz. Interpretada por Esbjörn Svensson Trio, “From Gagarin’s Point Of View”, al escucharla cierro los ojos y veo este bello planeta, orbitando a su alrededor como Yuri Gagarin….
