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Mitos de amor romántico

Imaginemos a una persona a la que el amor romántico no le haya llegado todavía y no conozca demasiado sobre esta emoción, al leer esta rima de Bécquer esta persona pensará en el amor como en un estruendo natural, algo similar a una bomba nuclear, átomos inflamados, la tierra entera estremeciéndose… hasta el punto de verse obligado a que sus párpados se cierren.

Una vez superado el miedo inicial a la hecatombe y siendo algo más realista, esta persona entenderá que la poesía suele ser exagerada y que quizás Bécquer no fue del todo exacto al expresar lo que se siente cuando es el amor que pasa. En un achaque de sentido común, esta persona no creerá la poesía de Bécquer, pero al encender la televisión se encontrará con una telenovela donde los personajes mueren y matan por amor, cambia de canal y se topa con una película muy popular “Titanic” y al llegar la escena en la que el barco está muy cerca de hundirse, ellos olvidan su instinto de supervivencia y mucho más preocupados por el amor que se profesan se dicen: “¿Recuerdas? Este fue el lugar donde nos conocimos”, convencido de que esto no puede ser el amor encenderá la radio y Alex Ubago cantará algo así como “Y ahora morirme no sería más desgracia, que perderte para siempre, ay mi vida no te vayas”. Ya por fin, acudirá a la Santa Biblia, donde San Pablo cuenta: “El amor es bondadoso, no envidia, no se envanece. El amor no tiene intereses propios, tolera todas las cosas, cree todas las cosas, tienen esperanza en todo, lo resiste todo”. Ya rendido a la evidencia, con una idea formada de lo que es el amor y pensando que quizás no era tan exagerada la metáfora de Bécquer esta persona anónima hablará con un amigo que le jurará y perjurará que desde el primer momento en el que vio a su novia, él ya supo que sería la mujer de su vida. La realidad es que personas menos afortunadas necesitamos algo más de tiempo para conocer a la pareja y saber que es con quien deseas pasar una gran parte de la vida.

Con semejante compendio mediático, no es de extrañar que las ideas erróneas sobre el amor romántico sigan presentes en muchas personas, el problema es que estos mitos constituyen cuantiosas fuentes de conflicto en la pareja. Veamos a continuación algunos ejemplos de estos mitos.

Mitos-relaciones

Mitos

– Si no siento celos en mi relación de pareja, es que no amo de verdad a esa persona. Y lo contrario, sentir celos es prueba irrefutable de que estoy enamorad@ de esa persona.

La realidad es que los celos sólo indican percepción de amenaza, percibes que puedes perder o tener que compartir con otra persona a un referente emocional que está contigo en este momento. El amor no tiene nada que ver con esto, una relación en la que los miembros de la pareja se sienten seguros el uno del otro no tiene porque dejar espacio a los celos.

Es más, no es extraño sentir celos cuando un buen amig@, o una ex pareja, inicia una relación con otra persona, pero esto no significa que se esté enamorad@ de él/ella.

– Si me quieres sabrás lo que me pasa cuando estoy enfadad@ sin tener que preguntármelo.

Entre las muchas cualidades del amor se le presume la capacidad de dotarnos de una especie de “poder telepático” gracias al cual podemos adivinar que está pensando nuestra pareja. Obviamente esto es sólo un mito capaz eso si, de generar muchos problemas, por una parte la frustración de la persona enfadada al comprobar que su enamorad@ no pude adivinar lo que le sucede, por el otro al no comunicar el motivo del enfado difícilmente se logra encontrar una estrategia adecuada para resolverlo.

– Si nuestro amor es verdadero, el sexo entre nosotros será siempre maravilloso. Yo seré el/la mejor amante que jamás hayas tenido.

Según esta idea, cuando llega el amor, trae consigo un avanzado manual sobre las mejores y más placenteras técnicas sexuales y no sólo eso, sino que además dota a la persona de la experiencia adecuada para ser un/a auténtic@ expert@ en las artes amatorias. Por supuesto a esto se le suma las capacidades telepáticas de las que hablábamos antes, ya que de manera espontánea has de saber lo que le gusta y disgusta a tu pareja, preguntarle estropea la relación sexual.

– El amor todo lo puede, si nos queremos de verdad nada puede salir mal. Como dice San Pablo, “…el amor tiene esperanza en todo, lo resiste todo…”.

Atendiendo a este imperativo concluimos que el amor es suficiente para que una relación funcione, la comunicación, el respeto y la confianza son simples elementos decorativos. La realidad avalada por diferentes estudios, dictamina justo lo contrario es decir, que las parejas que más tiempo permanecen unidas y mejor se llevan son aquellas en las que el diálogo y la capacidad de resolver conflictos juntos se encuentran en la base de la relación.

Cuidado, ideas como “…el amor lo resiste todo…” o “el amor todo lo cura”, pueden alargar la agonía de personas que sufren una intolerable falta de respeto o incluso violencia por la falsa esperanza de que el amor hará cambiar a la pareja. La realidad nos ha demostrado que “hay amores que matan”.

– Si estás enamorad@, no puede gustarte ni sentirte atraído por otras personas. Si te sucede es que no quieres de verdad a tu pareja.

La realidad sin embargo es que el amor no atrofia la capacidad de sentirte atraíd@ por otras personas, la fidelidad es un acuerdo social, un compromiso con la pareja que generalmente se acepta dentro de las reglas implícitas de la relación. Es natural por tanto sentirse atraído por otras personas y esto no significa que se ame menos a la pareja, es más, entra dentro de lo común el hecho de fantasear y/o soñar con otras personas sin que tengan que considerarse como actos de infidelidad.

Teniendo esto en cuenta, para muchas personas la fidelidad suele considerarse como una prueba más de amor ya que a pesar de que te gusten otras personas mantienes el acuerdo de exclusividad alcanzado en la relación.

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