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El drenaje linfático manual es uno de las mejores opciones para mantener la piel en forma. Una cuestión de estética a la que se suman otros beneficios añadidos que a su vez repercuten directamente sobre ella y sobre la salud interna del organismo.

Esta terapia tan natural como efectiva implica un masaje lento, suave y repetitivo, lo que le confiere unas envidiables propiedades antiestrés. Se puede efectuar únicamente sobre una zona del cuerpo, aunque resulta más eficaz cuanto más completa y general sea su aplicación. En un primer momento aporta un efecto estimulante que posteriormente adquiere connotaciones relajantes, tanto físicas como psíquicas.

Masajes: estéticos y terapéuticos

El terapeuta no emplea sustancias que hagan resbalar sus manos, ya que sin adherencia resulta muy difícil empujar la piel y el líquido que subyace debajo. Frente a los masajes al uso, aporta otros dones terapéuticos que también se dejan notar sobre la calidad de la delicada armadura que cubre el cuerpo.

El drenaje linfático activa la circulación linfática en dirección a las vías de desagüe, que a su vez se comunican con otras más profundas. Además, favorece la microcirculación y estimula la eliminación de los restos metabólicos. También hay que tener en cuenta que mejora la elasticidad de músculos, tendones y ligamentos.

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