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Si te piden ayuda o un favor y no sabes decir que no

 

Seguro, que a menudo te verás diciendo: ok te cedo mi sitio. Te cuido a tus hijos. Vale yo me encargo de todo. Yo te cubro. Yo organizo esto o aquello… Sin embargo, son muchos los momentos en que sientes que abusan de tu buena disposición. Además tanta ayuda de alguna manera involuntaria termina agotándote.

Si te sientes identificado, aquí le dejamos algunas notas que le aclararán sus dudas:

1. Las relaciones personales son lo más importante para mí.

2. Me siento bien por ser una persona detallista, considerada y generosa.

3. Me da orgullo pensar que los demás dependen de mi ayuda.

4. Soy muy sensible a la crítica.

5. Con frecuencia termino agotado física y emocionalmente al tratar de darle gusto a todo el mundo. Soy muy servicial.

6. Lo que más quiero es ganarme la aprobación de los demás y evitar su rechazo.

7. Sé cómo presentarme y adaptarme a los demás para caerles bien.

8. Tengo un “yo” múltiple; me adapto a las expectativas de los demás.

9. Prefiero estar atrás del escenario que ser el actor.

10. Me encanta recibir en mi casa y atender a mis amigos y familiares.

Si te identificas con más de cinco puntos, ser un ayudador te agota. Pero no te preocupes, el crecimiento comienza con el reconocimiento y la aceptación. A continuación te presento los estudios realizados sobre esta personalidad.

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Características de la personalidad

Las ventajas:

Son personas serviciales, cariñosas y alegres. Tienen un don especial para tratar a la gente.

Son muy cálidas, hacen que todo el mundo se sienta especial y pueden detectar las necesidades de los demás. Son generosas, amigables y complacientes aunque también pueden llegar a ser manipuladoras.

Les gusta aconsejar. Uno puede contarles cualquier cosa, que ellas escucharán con atención y sin juzgar.

Les gusta saberse el “amigo especial”. Son muy románticos.

Suelen ser excelentes profesores, terapeutas, motivadores, secretarias o asistentes de la comunidad.

De una forma o de otra, son seductores. Apasionados. Cuidan su apariencia. Poseen una gran energía y entusiasmo.

Tienen un gran concepto de sí mismos. No se les cierra el mundo, consiguen lo que quieren. Por lo general su cuerpo es firme, erguido, con porte y orgulloso. Son de lágrima fácil, porque son muy sensibles.

Nos enseñan el modo de ser más profundamente humanos.

Los retos:

El ayudador tiene mucha necesidad de afecto y de aprobación y disfruta cuando apoya los proyectos de los demás.

Como les asusta la soledad, necesitan de la gente y de que alguien les hable para sentirse indispensables, pero constantemente buscan resolver la pregunta interna: ¿les gustaré? Lo que más quieren es evitar el rechazo.

Complacer a los demás, por miedo a parecer egoístas, se puede volver un hábito que provoca que ignoren o repriman sus propias necesidades.

Viven con los ojos puestos en otros para evitar pensar en ellos mismos.

Cuando esto les sucede, la autoobservación se suspende de manera que cuando están solos ya no saben ni quiénes son.

Para el ayudador agotado, dar es un placer, pero habría que revisar si lo que en realidad busca es recibir, ya que inconscientemente si no reciben por lo menos reconocimiento, se enojan mucho.

Bajo presión, son propensos a sentirse mártires sobre todo si sienten que ese alguien especial no se preocupa por ellos.

En la relación de pareja son fieles pero pueden llegar a ser posesivos y sobreprotectores, y suelen dar por hecho que el otro no puede hacer las cosas solo.

Lo que le puede ayudar:

1. Quiérase. Realice una actividad que le satisfaga y que no involucre a otros, como tocar un instrumento, bailar, pintar…Regálese un poco de la atención y consentimiento que normalmente le da a otros. No es muestra de egoísmo, se lo aseguro.

2. Haga ejercicio, medite o salga a caminar solo. Dedíquese a usted mismo y aprenda a reconocer sus propias necesidades.

3. Sea asertivo. Póngase límites y cuando no pueda hacer un favor, conteste simplemente: “Qué pena, ahora no te puedo ayudar”.

Lo más importante en este punto es no sentirse ¡culpable!

4. Trate de ser usted mismo, no la persona que los demás quieren que sea. Aprenda a escuchar a su cuerpo y a su corazón.

5. Si tiene hijos, deje de preocuparse tanto por ellos y desarrolle intereses propios.

6. Por las mañanas dígase a usted mismo: Soy tan importante como cualquier otra persona.

Para mí es tan valioso recibir amor y ayuda, como darlos.

Y, por último, piense que no podemos amar a los demás si no nos amamos primero.

Así que, ¡ánimo y que la ayuda empiece por nosotros mismos!

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