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El lenguaje: un rico magma de la comunicación, el arte y el conocimiento [03-05-2020]

 

El lenguaje, esa capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra, cobra importancia en estos días donde su uso se contorsiona, estira, gira, se crea o recrea para adaptarse a las nuevas circunstancias. Como elemento dinámico que es, se transforma en lo social, como un rico magma de la comunicación, el arte y el conocimiento. Esa dinámica de las palabras, que siempre se ha producido a lo largo de la historia de la humanidad, ahora se acelera por medio de las actuales herramientas digitales de intercambio en los espacios informativos, de discusión o reflexión. En el contexto de inestabilidad emocional, de retiro forzoso, de crisis sanitaria y económica, la aparición de nuevos términos adquiere tintes de intoxicación viral. La invención de palabrejas, redundancias o metafóricos giros innecesarios está a la orden del día en los mensajes políticos, en los cacareos de los mil tertulianos, en los soliloquios de los dirigentes, en la “comunicación de la incomunicación” que se da en el parlamento, en la cantidad de discursos vagos rellenos de palabras que no dicen nada.

 

Muchas de los nuevos términos saldrán de el macabro contexto que nos envuelve y, en función de su uso, pasaran a formar parte del diccionario, haciendo bueno aquello de “la buena salud de las malas palabras” que enunció Roberto Fontarrosa.

 

Esto me hace reflexionar sobre lo que ha evolucionado el lenguaje, sobre lo que conocemos de las lenguas muertas y como bastantes términos en Europa, provenientes de una lengua madre, el Indoeuropeo, tienen un pasado común, una raíz común, alguien nombro las cosas en algún momento y en su esencia perduraron, manteniendo su estructura básica.

 

Hay ejemplos entre lenguas europeas descendientes del latín y otras celtas, un ejemplo seria la palabra noche, nox en latín, notte en italiano, noite en portugués, night en ingles, nos en galés, oiche en gaélico. Así mismo ocurre en América con las lenguas indígenas, en África con sus mil dialectos de transmisión oral, o en Asía con sus lenguas milenarias, donde nació la escritura.

 

El lenguaje es bello, su transformación en escritura por medio del “dibujar las palabras” y a la inversa, la transformación en palabras, del dibujo de las mismas por medio de la lectura, me parece algo mágico en sí. Y así debió parecerles a los primeros humanos que crearon y descubrieron la plasmación de las realidades, pensamientos y emociones a través de trazos abstractos, pero que ordenados adecuadamente, eran capaces de transmitir conocimientos, generar emociones, enardecer el espíritu a través de la épica, evocar la poesía por medio del lírico lenguaje.

 

La riqueza de la sonoridad de las diversas lenguas, incluidas algunas de las llamadas “muertas”, me ha fascinado desde hace tiempo. Mel Gibson, en alguna de sus películas, utiliza estas lenguas con subtítulos y es muy evocador e interesante. Sumergirse en La Pasión de Cristo escuchando como, aparte del hebreo, hablan de manera fluida y coloquial el latín o la bella fonética arcaica del arameo. Oír como suena el maya yucateco, en Apocalipto, con sus chasquidos y sonidos guturales de lengua antigua, es evocador. Lo mismo sucede con la recuperación de algunas canciones en gaélico antiguo, o en vikingo nórdico antiguo, cuando uno escucha hablar en noruego no pasa nada, pero si escuchas recitar la oración del Varhala en nórdico antiguo, en su gutural y profundo tono, te imaginas a estos imponentes vikingos generando más temor con la palabra que con la presencia. La Haka Maorí es otro “intimidante” y emotivo ejemplo, muy vivo, de esas expresiones de lenguas antiguas.

 

En los últimos años la prevalencia de los idiomas de expansión colonial es inevitable, pero algunas lenguas indígenas se resisten e incluso crecen en su uso a diario por parte de los más jóvenes. Es algo que sucede con el suajili en África o el quechua en Sudamérica. Este ultimo ha resurgido con fuerza, sobre todo en Perú, y ya se simultánea su uso con el español de manera cotidiana, aplicándolo también a otras facetas artísticas como la música. Yo me alegro y disfruto con la sonoridad de estas lenguas, que no se pierdan en la digitalización, me digo, que no desaparezcan entre los” otros” lenguajes: el binario que utilizan los ordenadores actuales, el cuántico que seguro utilizaran los del futuro inmediato, el matemático, con su exquisita precisión, que todo pretende explicar. Hay cosas que no se pueden cuantificar, el trino de las aves, el canto de una cascada de agua repicando entre las piedras, el sonido del silencio, la sonoridad de las lenguas antiguas…

 

Buen día a tod@s!!!

Os quiero Bandid@s!!!

“El gran peligro de la globalización es que nos empuja a una megalengua común.” *Umberto Eco

Y para evocar viejas lenguas, con nuevos formatos, os voy dejar una bella canción en quechua, “Qam Hina” de Renata Flores, una interesante veinteañera peruana que usa el quechua en su carrera musical como lengua habitual. Si queréis saber el significado podéis activar los subtítulos en la parte inferior derecha del video.( subtítulos +configuracion-español-quechua), ya suena Qam Hina…Como Tú…

el-pinche-feliz

Aquí a diario Mis Gastrotapasdesde la “Oronja Home”
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