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¿Cómo son por dentro?

 

Los preparados homeopáticos se obtienen por medio de diluciones sucesivas, obtenidas mediante la división de la sustancia base o Tintura Madre (TM).

Existen diluciones decimales (DH o X, decimal de Hahnemann) y centesimales (CH). Así, por ejemplo, 3 DH significa que la sustancia base ha sido diluida tres veces a la 1/10; 15CH quiere decir que ha sido diluida y dinamizada quince veces a la 1/100.

Existe un tercer tipo de preparaciones denominadas K (de Korsakov) cuyo proceso de elaboración es distinto y cuyos efectos afectan más al plano psíquico. Su efecto es muy potente pero corto y suelen combinarse con las diluciones hahnemanniana.

homeopatía

Y por fuera

Tubo dosis de glóbulos: contienen unas 200 esferas de sacarosa y lactosa impregnadas en el remedio, que se toman de una vez y se dejan disolver lentamente bajo la boca. Se reserva para diluciones medias o elevadas que hayan de tomarse durante un tiempo limitado y, como mucho, una vez al día.

Gránulos: esferas similares a los glóbulos pero diez veces más grandes que se presentan en tubos de 75 a 80 unidades. Para medicamentos que hay que tomar una o más veces por día durante un largo periodo.

Gotas: destinada a las bajas diluciones. Se prescriben entre 15 y 20 gotas, dos o tres veces al día. Se toman con un poco de agua mineral que habrá de conservar en la boca unos instantes antes de tragar.

¿Pero, conozcamos más sobre la homeopatía?

La homeopatía es un método terapéutico reconocido cuya eficacia pocos ponen en duda y que, junto a la acupuntura y la medicina naturista, conforma lo que popularmente se conoce como medicina alternativa. No se trata de una filosofía oriental, ni de una práctica esotérica y poco tiene que ver con remedios de curandero.

Este sistema terapéutico se fundamenta en el principio de la similitud, la dinamización de las dosis infinitesimales y la potenciación de los productos medicinales; por los cuales los medicamentos en dosis débiles llegan a curar síntomas análogos a aquellos que producen en cantidades mayores.

Nitrato de plata, veneno de abeja, tinta de sepia, polen o plantas son materia prima habitual de los homeópatas. En manos de un experto, cerca de doscientas cincuenta sustancias procedentes del mundo vegetal, animal y mineral se convierten, tras un preciso proceso de fabricación, en remedio de muchos males. En la actualidad la eficacia de los medicamentos homeopáticos no es cuestionable, pero la comprobación científica es una de sus asignaturas pendientes. Hoy, sigue siendo un misterio cuándo, cómo y dónde actúa el medicamento homeopático.

Eficacia reconocida

La experiencia clínica de más de dos siglos y numerosos estudios han confirmado la presencia de actividad biológica y han echado por tierra las teorías de quienes los calificaban de placebos. Pero aún queda por demostrar su eficiencia frente a los fármacos tradicionales; las dosis infinitesimales -que hacen desaparecer la molécula original- y la existencia de distintos remedios para un mismo mal dificultan esta empresa.

Aún así, cada vez son más los ciudadanos que recurren a tratamientos homeopáticos, a pesar de que la Seguridad Social ni los subvenciona ni los receta. Las nuevas tendencias en farmacia -enfocadas a realizar un seguimiento del paciente que ayude a minimizar los efectos secundarios- han facilitado la popularización de una terapéutica que se vislumbra menos agresiva con el paciente.

Para Joseba Ruiz Golvano, farmaceútico especializado en homeopatía, los defectos de la medicina convencional han favorecido su expansión: “La alopatía (medicina tradicional) no contempla al individuo; implica importantes efectos secundarios -en ocasiones muy molestos- y no siempre cura la enfermedad, sino que tan sólo alivia los síntomas”.

En detrimento de la medicina tradicional

Este método alternativo cuenta con la aprobación de una parte de la comunidad médica, está reconocido como tratamiento médico, presente en cursos de postgrado y, en algunos países, se encuentra incluido en la sanidad pública; no obstante, cuenta con tantos defensores como detractores.

El hecho de tratarse de una terapéutica experimental cuyo proceso curativo se desconoce, y la utilización de sustancias tan poco habituales en la medicina convencional no han contribuido a eliminar este tipo de perjuicios.

Algunos inconvenientesa considerar

El desconocimiento y la falta de regulación son otros dos problemas a superar. Por el momento, son muchos los que confunden la homeopatía con la fitoterapia (tratamiento con plantas) o la desprecian por poco rigurosa. “El intrusismo en este campo es enorme -confiesa Golvano- existen muchos charlatanes y todo el mundo quiere poner la etiqueta de verde y alternativo”. Para practicar esta medicina, la normativa exige estar en posesión del título de médico y tener una formación específica sobre la materia. Lo que podría parecer una sencilla lista de remedios se complica al servir cada sustancia para curar más de una enfermedad y existir diversos remedios para cada uno de los males. “No se trata de tener un cursillo de fin de semana, de esos que están tan de moda”, apostilla Ruiz Golvano.

Uno de los inconvenientes de la homeopatía es su precio; cada tubo cuesta entre 4.21 y 6.01 euros y puede durar un mes o una semana. Estos tratamientos están fuera de la sanidad pública y no existen indicios de que la situación vaya a cambiar; de hecho, un anexo de la normativa en vigor advierte de su exclusión de la Seguridad Social. Hoy, resulta más barato curar una amigdalitis por medio de la medicina convencional. Los posibles efectos secundarios, aunque están minimizados, son otro de los factores a tener en cuenta; mal utilizada, la homeopatía puede provocar un agravamiento.

 

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