UA

Aroma eterno

En un boliche al aire libre en una noche despejada cuando está con ella señala al cielo y le dice: – Mirá las estrellas, yo voy a estar ahí arriba, ¿querés acompañarme en mi ascenso o simplemente te baje una de ellas (enfocándose en las estrellas) cuando esté allá arriba?.

La chica lo mira intensamente… está segura que se lo dice en serio… sabe que si ella se entrega a él de alma y cuerpo esa noche… cuando él esté en el firmamento se va a acordar de ella y si el recuerdo es maravilloso sin dudas el regalo va a llegar. Así que lo mira aún más intensamente y él simplemente abre su mente al achicar sus ojos y se deja llevar… ella toma su mano como amarrando un barco a un puerto y así de fuerte lo lleva… lo aleja del boliche ante las mandíbulas caídas y los ojos reventados de tanto ampliarse de los amigos de este.

La casa de ella es hermosa… amplia… en la parte de arriba está su pieza con una cama grande con sabanas y sobrecama blancas y resortes que parecieran hechos por la Nasa… sin dudas su cama resulta lo más parecido a una nube… ella lo tira a él que cae boca arriba mil veces amortiguado y con un baile (que remite mentalmente a la escena más emblemática para los corazones sensibles de la sensualidad en su nivel más puro de la película “nueve semanas y media” ) supersensual se desviste y cae frenética sobre él. Galopa sentada y gozando… él parece tener una estaca y ella ser una vampiresa que siente y goza de morir en cada galope en cada sacudida eufórica morir cientos de veces atravesada por su estaca.

Hacer el amor es poco decir, parecía una macumba o alguno de esos ritos extremos dónde se condenan las almas, no paraba, igual él tampoco sentía que iba a acabar, se sentía felizmente preso entre las piernas de la soberana de ese momento.

Ella sobre él recorrió todos sus senderos como haciéndolo de nuevo… lo saboreó y luego lo deglutió… por un instante él obvió su propia existencia y se sintió comida… una comida felíz de que la comiesen.

Éxtasis total.

Infinito irreductible.

Amor.

Suavidad después de la explosión.

Ternura.

El perfume de esa noche nunca amaneció… permanece su aroma en cada oscuridad… / él desapareció (se fue arriba) ella también (se quedó abajo)/ pero cada vez que alguien vive la intensidad del resplandor de un deseo en cualquier noche… también sentirá ese aroma (de la primer noche del mundo).

Aroma eterno

————————————————————————————————————————————

Tiburón-delfín

Él hacía esfuerzos en el afuera y no le costaba esforzarse porque lo hacía con gratitud en mira de su objetivo… mientras más perfecto llegaba a hacerlo más lo satisfacía y tenía la voluntad y la bondad para andar amistosamente por la ciudad siendo querido y valorado por todos los que lo conocían… en resumen se movía como pez en el agua en el exterior de su casa. Era un pez tiburón en el exterior pero con buena onda como un delfín… sin embargo, a pesar de esa genialidad de fusión… al entrar a la casa el pez se volvía pescado… era envestido por los arpones del submarino de mi vieja y quedaba sangrando en medio de su propio puerto… vivía así en el hogar; entre quejas y enojo ajeno por rencor, venganza o lo que mierda sea y se desangraba tanto que dejaba de respirar hasta desaparecer… sin afecto ni consuelo, sin el amor que resguarde su sonrisa y su belleza… ese amor que sin duda le era merecido por cualquiera que lo acompañase.

Pero luego volvía a salir del hogar, puerto o prisión, como quieran llamarlo y volvía a ser el tiburón delfín libre sobre el océano… como si nada de lo relatado hubiese sucedido.

Amor eterno y Tiburón delfín, dos narraciones de Osvaldo C. Huja

————————————————————————————————————————————

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA