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No basta llevarse bien para garantizar una buena relación, un buen matrimonio.

 

Gaby y Roberto parecían la pareja ideal. Ambos deportistas y alegres. Se la pasaban bien juntos y con los amigos. Duraron tres años de novios, y después de dos de matrimonio. Hoy están pensando en separarse.

Ella se queja, entre otras cosas, que él nunca ayuda en el quehacer de la casa a pesar de que los dos trabajan. Él por su parte, alega que ella nunca se quiere quedar en la casa, que siempre quiere salir, con amigos, a cenar, al cine, etcétera.

Aparentemente no fueron suficientes los años de noviazgo para conocerse, o pudo ser que el conocimiento no fue muy profundo.

Los niveles del conocimiento

El noviazgo es el tiempo en que un hombre y una mujer se tratan para conocerse, ver si se complementan, pueden formar un matrimonio y convivir toda la vida. Lo malo es que muchas veces ese conocimiento se queda a un nivel físico y afectivo, sin bajar al nivel estructural que es el más importante.

Nivel físico

Son los datos exteriores: su tipo de cuerpo, facciones, forma de vestir, de peinarse, maquillarse, de comer.

Estos aspectos son importantes en cuanto a que son por lo general los primeros que llaman la atención al conocer a una persona.

Aquí vale la pena preguntarse si importa que esté alta, chaparro, gorda, flaco, cómo se viste, etcétera.

La ventaja de las formas externas es que pueden, algunas de ellas, ser modificadas.

Casamiento, boda, matrimonio. ¿Y que haremos mañana? Arrepentirnos

Nivel afectivo

Al hablar del afecto o sentimientos de una persona, se habla de su temperamento (alegre, enojona, seria, apático, apasionado). Éste influye en la forma de interactuar de la persona y viene impreso en ella desde su nacimiento.

El temperamento no se puede cambiar, pero sí es posible moldearlo o suavizarlo.

Una persona seria puede llegar a ser menos seria, pero nunca una persona abierta.

Vale la pena observar si es celoso, orgullosa, sentimental, cariñosa, gritón, malhablado, y pensar si es posible convivir con una persona así toda la vida.

Nivel estructural

Los datos estructurales le dan identidad a una persona. Están grabados en lo más íntimo de su ser y difícilmente cambian.

Son ideas y estilos adquiridos a través de los años como consecuencia de su vida familiar, educación, experiencias, ambiente, etcétera.

La buena convivencia de la pareja se basa mucho en que estos datos estructurales sean iguales o parecidos para los dos.

– Escala de valores: ¿Qué considera lo más importante: familia, dinero, amigos, diversión, trabajo?

– Hijos: ¿Le gustarían muchos, pocos? ¿Los ve como un problema, una bendición, un mal necesario?

– Trabajo: ¿Es trabajador, flojo? ¿Sueña con ganarse la lotería para no trabajar? ¿Es adicto al trabajo?

– Sexualidad: ¿Machista, feminista? ¿Respeta la dignidad de su pareja y sus intereses?

– Religión: ¿Practica alguna? ¿Es la misma que yo? ¿Creemos más o menos lo mismo? ¿Será problema educar a los hijos en una u otra, les causaría confusión?

– Dinero: ¿Así como lo gana, lo gasta? ¿Lo ahorra casi todo? ¿Es ordenado y sabe medirse para gastar?

– Familia: ¿Trata con respeto a sus padres y hermanos, se llevan a gritos, le “valen”?

Pero hay que conocerse también

Pero antes de conocer a la pareja, primero hay que profundizar en el conocimiento que tengo de mí mismo y definir ¿cómo soy?, ¿qué quiero?, ¿qué es importante para mí?, ¿qué conceptos nunca aceptaría cambiar, cuáles sí?

No vaya a pasar que algún día nos pongamos a pensar qué nos gusta comer, y lo que venga a la mente sean los platillos favoritos de la pareja.

Es necesario hacer un alto en el camino y pensar en el matrimonio como una decisión que afecta directamente la calidad de vida que se llevará desde ese momento en adelante.

Por lo tanto, es importante dedicarle tiempo suficiente y razonar esta cuestión antes de comprometerse a la ligera.

Como se dice por ahí, a las relaciones de pareja se le debe meter mucho corazón pero también mucha cabeza.

Hay que estar atentos para observar con los ojos bien abiertos el comportamiento que muestra en determinadas situaciones la pareja, pues esto nos da mucha información de su forma de ser y pensar.

Es necesario estar conscientes de que se va a vivir con esa persona toda la vida y que es mucho más fácil hacerlo si coincide con nosotros en ideas y costumbres.

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